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La decadencia de una dictadura
La decadencia de una dictadura
Por: Mariasol Pons C.
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Martes 20 Junio 2017 | 04:00

Parece un tema anticuado, pues se asocia con la antigua URSS y modelos estatales pasados que revivimos a través de historiadores. Eso sucede porque lo del presente no está aún documentado ni narrado como historia, sino que es sujeto activo de análisis en la percepción de quien lo vive.

Mientras el tema sea sujeto de debate, su clasificación no está determinada. ¿Qué es lo que clasificamos? Si hay realidades actuales similares a las pasadas, más precisamente en este artículo, si las dictaduras son actuales o pasadas. Es evidente que si traigo el tema a colación es porque considero que siguen tan presentes hoy como ayer y que desconocer su existencia nos vuelve imprudentes, si no miremos a Cuba o Venezuela.
El jueves pasado fue la presentación de mi segunda novela: El libro de Olga. El tema: la familia Balcescu debe sobrevivir los embates del poder de la dictadura rumana de Ceausescu. La decadencia de una dictadura se vuelve evidente y los elementos de análisis son los más humanos del caso. ¿Qué tan libre son los ciudadanos de un determinado país para desarrollarse como personas dentro del marco legal existente? Si el marco legal o el poder de facto inhibe, acorrala, asfixia y limita a sus ciudadanos, entonces describimos una dictadura. 
Es importante recalcar que la novela es ficción y aún cuando el marco estructural es histórico, este de ninguna manera es la historia fidedigna de dicho país, sino una adaptación de los hechos para narrar el drama humano. Estas personas que son parte de la novela transitan su ficticia existencia en un panorama muy gris de estado policial. Quien ose disentir será castigado y así es como se extirpa el espíritu de una nación, obligando a sus miembros a dejar de cuestionar, a  obedecer a la autoridad sin oportunidad de reclamar cuando sus derechos están siendo ignorados. El poder se vuelve esquizofrénico, porque al estar tan concentrado tiene un efecto de deidad sobre los pobres miserables que deben acatar la voluntad del poderoso.
En El libro de Olga, hay quienes deciden sublevarse y quienes deciden obedecer.  Hay también quien escoge protegerse y vivir con pensamientos claros, pero no practicables en su realidad; de esa manera vemos cómo ellos se vuelven presa del sistema. La frustración y la decepción merman las ganas de vivir y de crear; y es ahí cuando podemos palpar el declive de una sociedad. Exactamente, cuando las personas pierden la fe en su país y cuando pierden la fe en su conciudadanos la nación experimenta una pérdida inmensa, difícilmente cuantificable que toma muchísimo tiempo recuperar. 
Es por esto que los factores de cambio y de análisis deben ser sincronizados para ir en la dirección de crear valor, apoyándonos en el conocimiento de la historia y la aventura de la innovación, para no caer en situaciones ni remotamente cercanas como la decadencia de la dictadura de mi última novela.
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