Según cifras del Banco Central del Ecuador, cada año, desde el 2014, al país ingresan más de 2.200 millones de dólares por la venta del crustáceo a diversos países del mundo.

En el año 2016 vendió 2.521 millones de dólares. En el 2015 fueron 2.300 millones de dólares. Y para este 2017 la expectativa es incrementar en 70 millones de dólares lo vendido en el 2016, dice José Antonio Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), quien explica que en los últimos 7 años el sector camaronero, que genera más de 200.000 plazas de trabajo, crece a una tasa promedio de entre el 12% y 15% en volumen de producción y exportación, incluso ya se equipara con la exportación bananera, que maneja cifras similares.

Él dice que incluso en un año (el 2014) el camarón generó más divisas que el banano, logrando 2.600 millones de dólares para el país, mientras que el banano estuvo por los 2.500 millones, recuerda. 

Luego dice que ha estado en cifras similares, aunque la fruta tiene una leve ventaja.

Camposano también destaca que para estar en esta buena perspectiva han sido claves los productores, quienes ahora producen más (hasta 3 cosechas al año) y eso permite equiparar los bajos precios que aún se pagan en el mundo. En todo caso, es optimista en que la actividad seguirá en buen momento gracias a la tecnificación que aplican los camaroneros.

Manabitas. En Manabí, la recuperación camaronera también se siente.

Gustavo Dueñas, gerente de comercialización de la empacadora Dufer de Bahía de Caráquez, que se encarga de exportar el camarón a Asia, Europa y Estados Unidos, menciona que el año anterior ellos exportaron 10 millones de libras de camarón y la expectativa para este 2017 es de 13 millones de libras. Cree que esa cifra se cumplirá porque muchas camaroneras que resultaron afectadas con el terremoto de abril del 2016 ya se están recuperando y por lo tanto produciendo más.

De hecho, dice que la actividad venía en franca recuperación y en el año 2015 habían exportado 12 millones de libras, “pero el terremoto frenó todo”, explica. Por eso precisa que en realidad el 2016 fue un año muy bueno para Ecuador, en Manabí no tanto, por el sismo que dejó daños en piscinas y en otros casos afectó la producción. Sin embargo, considera que todo está mejorando.

Tecnificación. Para llegar a este buen momento ha demandado mucha sagacidad y esfuerzo, señala Manuel Pablo, quien es tecnólogo pesquero y maneja varias camaroneras en el norte manabita.

Él menciona que definitivamente los camaroneros ahora producen mejor y han cambiado sustancialmente con respecto a los camaroneros de hace 20 años.

Dice que la tecnificación ha sido clave para mejorar y así por ejemplo ahora utilizan aireadores, que permiten una mejor calidad de oxígeno a los camarones que se desarrollan mejor y sin estrés, también destaca la implementación de comedores automáticos que son equipos flotantes en las piscinas que están sincronizados para evacuar balanceado cada cierto tiempo y que permite que el crustáceo coma más y crezca más rápido. Finalmente destaca que se realizan investigaciones de laboratorios para producir un camarón que resista enfermedades como la mancha blanca, la cual actualmente está controlada, menciona. 

“Las empresas grandes han realizado investigaciones que han permitido producir animales más resistentes”, dice.

Pablo también considera que para lograr el éxito en una piscina camaronera hay que mirar mucho al recurso humano y la conservación del estuario y del ecosistema. “Hay que ser responsable en este trabajo, sino no se ven buenos resultados precisos”, explica.

Con él concuerda Alejandro Vélez, de la camaronera Ivanita, ubicada en San Vicente. Menciona que la tecnificación con aireadores sumada a otras técnicas les da un “buen vivir” a los animales que se desarrollan más rápido, con menos mortalidad.

Explica por ejemplo que antes todas las larvas eran puestas en una misma piscina y el productor tenía que esperar tres meses para cosechar el producto y luego iniciaba el ciclo de cero y esperaba otros tres o cuatro meses para pescar. Ahora señala que hay varias áreas y mientras en una el camarón va creciendo, en otra se ubican las nuevas larvas y así la producción es permanente.

Los productores también coinciden en que el precio del camarón a nivel mundial ha ido mejorando. Pablo recuerda que en los días malos la libra del crustáceo de 10 gramos llegó a pagarse a 90 centavos de dólar pero en los últimos años reciben 1,70 dólares por cada libra.

A nivel internacional los compradores pagan a $ 2,80 la libra de camarón entero (con cabeza) y 4 dólares la cola.

Necesidades. Gustavo Uscocovich, presidente de la Asociación de Camaroneros del Estuario del río Chone, dice que el sector se está levantando, pero requiere que haya más apoyo de parte de las autoridades.

Menciona que luego del terremoto muchas estructuras de camaroneras manabitas quedaron destruidas y hasta ahora lo que el sector ha recibido en préstamos son 2 millones de dólares.

Dice que requieren de créditos blandos y oportunos para invertir no solo en las reparaciones sino en la tecnificación. Menciona que Manabí aporta con el 7 por ciento de la producción camaronera nacional, pero con más tecnificación pueden llegar a ser el 14 por ciento.

Señala que las autoridades deben considerar que ante la debilidad que presenta ahora el sector turístico debido a las afectaciones posterremoto y que la agricultura sufre los vaivenes de los inviernos secos o excesivamente lluviosos, lo que le queda a Manabí es la industria camaronera, la cual puede ser la solución en momentos de crisis, pues recuerda que ocupan tierras sin vocación agrícola que luego dan producción y recursos.