Los agentes explicaron que la víctima estaba amarrada a la rama de un árbol de guanábanas, a la orilla de un camino, cerca de unos matorrales y sus manos y piernas estaban atadas hacia atrás.

El fallecido vestía una pantaloneta, y estaba sin camiseta ni zapatos, detalló la Policía.

Según los agentes, la víctima tenía la cabeza cubierta con una chompa color café y en el piso había una mochila, además el cuerpo presentaba huellas de tortura.

El cadáver no tenía documentos de identificación, por lo que en ese momento no se sabía de quién se trataba, indicó la Policía.

Los uniformados manifestaron que por la rigidez de su cuerpo, el hombre habría sido asesinado en horas de la madrugada. 

Los moradores del sitio dijeron a la Policía no conocer al fallecido, y que tampoco escucharon nada durante la madrugada.

Sin embargo, con el paso de las horas la noticia se fue difundiendo por la ciudad y desde un barrio cercano, La Florida, unos moradores llegaron al lugar de los hechos para indicar que conocían al fallecido.

Identificado. Sara Moreira dijo a la Policía que el hombre era su vecino, pero al parecer no era ecuatoriano y desconocía sus nombres. La última vez que lo vio con vida fue el sábado, aproximadamente a las 18h00, sin compañía, señaló.

Moreira comentó que a la víctima le decían “Correcaminos”, y “Haitiano” porque él comentaba que era de Haití; en cambio, otras personas señalaron que era dominicano. 

Esa información fue verificada por los policías y lograron conocer que el fallecido era Fausto Antonio Navarro Adanes (33), oriundo de República Dominicana.

La señora indicó a los agentes de la Policía que el ahora fallecido llegó por su barrio después del terremoto del 16 de abril del año pasado, pero desconocían su procedencia.

El hombre vivía en un área verde, bajo una carpa que el municipio le había dado, se dedicaba a recoger chatarra, dijo la mujer.

Agentes de la Policía Judicial trasladaron el cadáver al centro forense en Santo Domingo de los Tsáchilas para que se le realizara la autopsia.