Hay que poner ejemplo de cordura, de respeto a los contrincantes, recordando que estos dejarán de serlos una vez que la voluntad popular defina a su nuevo presidente.
De allí en adelante todos seremos nuevamente simples ciudadados con un nuevo Gobierno, para todos y de beneficio de todos.
Eso es lo que debe prevalecer en las mentes de los políticos, para que no envenenen al pueblo y controlen a sus seguidores. No hay que pregonar ni promover el odio entre hermanos que puede volverse contra quienes lo promocionan.