La norma fue aprobada por los municipios de ambas localidades en base a  los estudios de suelo realizados por el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi). 

Ximena Pazmiño, por ejemplo, tenía un hotel de cinco  pisos en el Malecón de Pedernales.  

Durante el terremoto del pasado 16 de abril la estructura resultó afectada y luego tuvo que ser demolida. 

Desde hace un mes levanta nuevamente el edificio, pero el cabildo solo le dio permiso para que sea de dos plantas.  

Además le solicitó aplicar medidas de construcción más rigurosas. 

Una de esas es que los materiales que se empleen en la obra deben ser livianos como fibrocemento o gypsum. También establece el uso de varillas más gruesas, amarres cortos y bases independientes para las estructuras.

Raúl Acuña, arquitecto, indica que estas previsiones sirven para evitar que las estructuras colapsen durante un sismo. “Si el edificio tiene bases independientes lo que logramos es que en caso de sismo se muevan de forma individual, sin afectar al resto de la estructura. Eso puede salvar vidas”, explica. 

Indira Puertas, directora de turismo del Municipio de Pedernales, indicó que antes del terremoto tenían 69 hoteles, luego  solo quedaron 11 en el cantón y 31 en la parroquia  Cojimíes, ubicada a 30 minutos de la ciudad. 

En el transcurso de estos 11 meses unos 20 sitios de hospedaje han sido habilitados nuevamente. Pero ninguno pasa de los tres pisos. “La gente ya no  levanta  edificaciones altas, existe temor aún, y hay normas que rigen las construcciones. Actualmente son pocos los sitios de hospedaje que se construyen en el malecón, hay uno o dos”, indica. 

La funcionaria resalta que uno de los problemas más graves que han tenido los dueños de hoteles para reactivarse es la falta de acceso a créditos. “Hace poco un señor abrió un hotel, pero tuvo que hipotecar un terreno en Riobamba para obtener financiamiento. Acá no conseguía dinero”, señala.  

Actualmente Pedernales tiene una capacidad hotelera de siete mil plazas. 

Antes del 16 de abril había 17 mil. Cojimíes sigue concentrando el mayor número de sitios de alojamiento (31).

“Hay menos hoteles en la ciudad, pero lo que están haciendo los empresarios es habilitar habitaciones con literas donde entran cuatro o seis camas. Además esto les favorece, ya que el turismo que llega a Pedernales es familiar”, expresa. 

 Manta. El turismo fue uno de los sectores económicos  más afectados  por el terremoto en Manta. 

Inicialmente, de los 140 hoteles que tenía la ciudad, solo 78 quedaron disponibles.

Luego del terremoto 22 hoteles quedaron inutilizables; es decir, 12 colapsaron y otros 10 fueron demolidos, según registros del Departamento Municipal de Turismo.  

Brenda Terán, directora municipal de Turismo, informó que la ciudad tiene actualmente 2.800 habitaciones con una capacidad para cinco mil personas. 

Indicó que luego de los estudios de suelo realizados por el Miduvi se determinó que en la zona de la parroquia Tarqui los sitios de hospedaje solo pueden tener dos plantas. “Esto se ha realizado en coordinación con el Municipio. El objetivo es que haya construcciones seguras”, expresó.

Justamente uno de los hoteles que se ha levantado en la zona turística y comercial de Tarqui es el Boluevard 2. 

Pero su propietario Luis Hermidas quiso innovar. La estructura ha sido edificada en contenedores.  

El hotel ofrece 16 habitaciones en dos plantas. Son  tipo departamentos donde   huéspedes tienen  la opción de prepararse su desayuno u otro tipo de comidas.

Portoviejo. El terremoto destruyó cinco hoteles en el centro de Portoviejo. Actualmente la ciudad cuenta con 2.089 plazas hoteleras, la mayoría está en la parroquia Crucita, donde hay 16 sitios de hospedaje habilitados.

Eugenia Murillo tenía un hotel en la calle Morales, entre Pedro Gual y 10 de Agosto. 

Su edificio resultó afectado por el terremoto. Tenía 21 habitaciones. Ahora alquila una estructura donde se ha reactivado y ofrece 10 habitaciones.  

Ella comenta que la mayoría de sus huéspedes son trabajadores ocasionales u obreros que llegan a laborar en la reconstrucción de la ciudad. “Tengo pensado habilitar mi hotel donde lo tenía antes, pero aún no pienso en fechas. Hay que dejar que haya una mejoramiento total de Portoviejo”, indicó.

Irmery Castillo es propietaria de un hotel en la parroquia Crucita. Ella señala que en el sector pocos fueron los hoteles afectados por el sismo. “Lo que sí tenemos son pocos visitantes. Aún hay ese temor, pero poco a poco nos vamos a levantar”, agregó.  

Victoria Carbo tiene una opinión similar. Su hotel también se halla en el malecón de Crucita. Cuenta que el turismo de a poco se estabiliza. “No es que tengamos visitantes todos los días, pero por lo menos en feriados hay mucha gente”, agregó.      

Bahía aún no despega. Bahía, la cabecera del cantón Sucre, trata de reactivar su turismo con los 12 hoteles que quedaron en pie. 

La capacidad de hospedaje  de la ciudad se redujo en más del 50% tras el sismo.

Antes de esa fecha, la oferta  era de 900 camas, ahora solo tiene 433 plazas.  

Paolo Rodríguez, director municipal de turismo, manifestó que intentan atraer  visitantes con presentaciones artísticas y otros eventos.  

Para el feriado de Semana Santa se está promoviendo la ejecución del festival del Viche de guariche (cangrejo rojo).

También promocionan  los circuitos ecoturísticos en varias reservas como en los cerros de Bahía y en la cascada del Armadillo, en San Isidro.

Vladir Villagrán, presidente de la Asociación de Hoteleros de Bahía, manifestó que falta  apoyo para el turismo. 

Él aseguró que hay tres  proyectos que fueron entregados al Ministerio de Turismo en las reuniones que se mantuvieron luego del 16A para reactivar la ciudad.

Estos son la rehabilitación del aeropuerto Los Perales, con vuelos quincenales; la promoción de las bondades turísticas de la zona norte y  las facilidades para el ingreso de los veleristas extranjeros que llegan a la ciudad a través de visas especiales.