Según el investigador Boris Zambrano, esta herramienta ancestral llegó desde el continente africano, ya que desde hace miles de años las tribus de ese lugar utilizaron catangas, las cuales construían a base de madera, caña, mallas de bejucos y otros materiales orgánicos que se podían utilizar para atrapar peces.

Explicó que la catanga tradicional se la construye con caña guadua, la cual tiene que tener 90 centímetros de largo por 40 de ancho, y las latillas que se corten deben de tener unos 3 centímetros. Se la puede hacer redonda o cuadrada.

Diseño. Mencionó que un extremo de la catanga queda abierto y es por allí donde el cacaño (camarón de río)  ingresará y no podrá salir, porque se hace una especie de embudo con latillas puntiagudas de unos 13 centímetros y se construye otro igual en la parte central de la catanga para que el marisco no pueda escapar. 

Indicó que el otro extremo de la catanga se lo sella colocando una tapa donde se deposita la carne, plátano o maduro asado, que es la carnada que el pez o camarón busca. 

“Es conveniente que la caña se la corte en menguante y que esté verde, porque una vez hecha la catanga ésta pasará más dentro del agua que afuera y al cortarla en el tiempo mencionado durará más”, precisó. 

Pesca. Luis Muñoz vive en el sitio El Mate, de la parroquia Santa Rita de Chone, y aprovecha cada invierno y procede a construir de 25 a 30 catangas que las distribuye en el río Garrapata y en el río Chone, y cada mañana acude a vaciarlas para recolectar el producto de su pesca y llevar la carnada que permitirá hacer una buena captura. 

Indicó que de una caña construye hasta tres catangas, utilizando piolas y  clavos. 

Freddy Cornejo y Orley Vélez son otros ciudadanos que utilizan este arte de pesca, aunque aseguran ser “todo terrenos” y pescar también a mano o con atarraya. 

Ellos dicen haber cogido cacaños que superan los 45 centímetros de largo.