Actualizado hace: 939 días 22 horas 1 minuto
José Ramón Moreira Aliátis
Mi viejo

La palabrería de sectores interesados en invisibilisar a las personas mayores de cuatro décadas hacía arriba, haciéndolas parecer como improductivos, inservible; y en el colmo de la desfachatez, el mayor derecho democrático de los ciudadanos y el más decidor del poder político de los llamados eufemísticamente en estos últimos tiempos “adultos mayores”, por no decirles ancianos, les dan la opción de acudir a las urnas para elegir al candidato que interpreten y traten a través de normas legales satisfacer necesidades insatisfechas que siempre las personas demandan.

Lunes 27 Febrero 2017 | 04:00

En otras palabras, te dan a entender que no es necesario que elijas, a fin de cuentas no pagas la dicha multa electoral, tienes tus propios beneficios y hábilmente te marginan convirtiéndote en desechable.

Viejos de mi país los invito masivamente acudir a los recintos electorales de todo el Ecuador para que en las urnas demostremos que estamos totalmente cuerdos y que seguimos con los mismos arrestos para votar por quienes nosotros consideremos el mejor propulsor de la potestad máxima, para no ser marginado de la legalidad que nos corresponde a todos y que es la de demostrar que tú derecho está allí, en las urnas.
Me conversaba mi papá, de 70 años, ¿cómo es posible que en forma soterrada nos aparten diplomáticamente esos caras duras, de la potestad de elegir a nuestros representantes para la gobernanza de este país? Efectivamente, de los elegibles a las diversas dignidades nacionales, ninguno de ellos presenta alguna propuesta coherente con ese sector poblacional aislado políticamente de las decisiones gubernamentales. Dice mi viejo, estos señores que a fin de cuentas son quienes en sus manos tienen tu destino, lo que hacen es mandarte a los parques, a las esquinas de barrios, las guarderías a engrosar la pléyade de personas sin oficio para envejecer más rápidamente y convertirte en individuos sin dignidad. Se vienen dos opciones para estos futuros desechables: acercarnos a los recintos electorales masivamente y rechazar de plano la actitud adversa hacía esta población; y la segunda es rechazar drásticamente a estos politiqueros, que han vuelto la cara a esta realidad existente de dos millones de votantes demostrando en las urnas de cenizas mortuorias, que existimos.
Y por supuestos que hay los encantadores que desean tener lo más lejos posible a esos que detentan cultura política, de los recintos electorales; saben que es más fácil engañar e ilusionar a los imberbes ofreciéndoles millones de empleos cuando ni ellos mismo se los creen, que mentirles a los viejos que ya están curados de espanto oír repetidamente en cada elección la misma cantaleta.
A mi viejo, con cariño, le tengo que decir, gracias por jalarles la nariz a estos pinochos.
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