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Educadores y líderes por naturaleza
Educadores y líderes por naturaleza
Por: Lenin Manuel Moreira Moreira

Martes 21 Febrero 2017 | 04:00

De esa manera se puede calificar a la profesora Aura Virginia Gordillo Mejía, quien en días pasados falleció a la poca inusual edad de ciento tres años (103), dejando una estela de educandos de varias generaciones en su fructífero sendero en el magisterio donde se distinguió como responsable y capacitada maestra. Su deceso se suma a notables educadores de la provincia que rindieron su tributo a la vida como el profesor Colón Alejandro Cedeño Villaquirán, quien honró su cátedra de maestro y a su gremio como probo presidente de la ex Unión Nacional de Educadores (UNE) de Manabí.

 

Esa energía con la que aportaron a la docencia y a la dirigencia gremial, porque sus condiciones innatas de educadores y líderes marchaban en una armonía en la que se eslabonaba directamente lo uno con lo otro y no se podría decir cuál era lo primero o lo segundo.
En lo que atañe a Aura Gordillo, su personalidad reflejaba al ser humano confiable, a la amiga desinteresada y siempre presta a la solidaridad.
Y paralelamente, a ser referente del magisterio o protesta ciudadana cuando se vulneraba a su gremio o a las instituciones sociales.
Su transitar por la docencia y servir a la Cruz Roja, en sus inicios, en esta provincia, no pasaron inadvertidos por su protagonismo visible y positivo.
Y tuvo su mayor incidencia como dirigente de la Cooperativa Magisterio Manabita, cuyo importante accionar generó el auge actual que goza esa institución crediticia, hoy afectada por el terremoto de abril pasado.
En lo referencial a Colón Cedeño, quien se distinguió como profesor capacitado, responsable, buen compañero y amigo, su protagonismo se dio cuando fue militante de la UNE y luego presidente de esa institución en el ámbito provincial.
Aura Gordillo y Colón Cedeño han muerto, pero sus legados como auténticos docentes y líderes locales y provinciales deben ser para las nuevas generaciones un ejemplo de altivez y legítimo orgullo de las mujeres y hombres manabitas.
Porque recogieron el sentir de la clase magisterial en una etapa en que los gobiernos de esa época eran indiferentes a los justos derechos de la noble clase del profesorado, que tuvo que acudir a la presión en las calles para que su voz fuera escuchada.
Los familiares de ambos están de luto, pero el magisterio portovejense, en particular, y el manabita en general, están de duelo por el deceso de ellos, así como otros educadores que cumplieron su noble tarea y partieron a lo ignoto.
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