“Los trámites arrojaron sus frutos. Estamos contentos por la ayuda del municipio”, dijo el habitante.

Espera. En la ciudadela Virgen de Guadalupe, de la parroquia Picoazá, ciudadanos como Cindy García esperan que la acción municipal los beneficie, ya que hay varios terrenos inundados. Allí, según García, había viviendas que resultaron con afectaciones por el terremoto y fueron derrocadas para la reconstrucción, pero con las lluvias se convirtieron en piscinas.

“Estamos atestados de los moscos y los malos olores de las aguas putrefactas. Necesitamos ayuda”, precisó.

Atentos. Frank Mendoza, jefe de mantenimiento y operaciones de la empresa municipal Portoaguas, explicó que luego de la declaratoria de emergencia por las secuelas del invierno (8 de febrero) identificaron alrededor de 25 puntos en los cuales había problemas de inundaciones.

Los sitios, agregó, fueron reducidos en unos diez frentes de trabajo, ya que cada frente se encargaba de tres puntos y resolvía.

“Así nos movemos como equipo, tuvimos aproximadamente quince estaciones de bombeo provisionales, contamos con aproximadamente 15 gallinetas y 7 excavadoras. Llegamos con soluciones a los sitios donde había inconvenientes de aguas estancadas”, sostuvo.

Mejoras. Con relación al daño del colector y un tramo de tubería en la avenida Reales Tamarindos, Mendoza indicó que los trabajos de mejoras están por culminar.

Del avance de obra, agregó, los espacios generados para la tubería están rellenándose con material filtrante, luego se colocará una capa de subase y luego la base. Después vendrá el recapeo y la colocación de carpeta asfáltica, lo cual se hará entre jueves y viernes. 

En la avenida colapsó el colector principal. “Luego de reabrir se cambiaron los 80 metros de tubería, representó cinco días de trabajo, y reparamos con tubería PVC”, acotó Mendoza.