El delantero mantense disfruta de cada entrenamiento desde que se  sumó, el viernes, al conjunto “cetáceo”, luego de una semana larga de negociaciones en la que estuvo a punto de fichar con Peñarol, pero la propuesta del club uruguayo se cayó.

Es en Manta donde Garcés sonríe. Aquí están su familia, su esposa y su futuro hijo. Aquí hizo sus formativas en el Manta, club en el  que se ganó un nombre en el torneo nacional.

Jugó además en Liga de Portoviejo, Liga de Quito, Deportivo Cuenca, y dos años en el Atlante mexicano. 

Pero es en Delfín, club con el que tiene cuatro años de contrato, donde espera vivir los mejores años de su carrera.

Carlos Garcés: Estoy feliz porque vengo a un gran club, un equipo que se armó para hacer un gran torneo. Me siento motivado por eso. Esperemos hacer un buen año. 

CG: Tenía varias opciones, pero se cayeron. La mejor opción era la de Delfín, porque quería, porque tengo una buena amistad con el presidente (José Delgado). La propuesta que me hicieron y ver el plantel que se armó me motivó a sumarme a este equipo que seguramente va a dar de qué hablar.

CG: Esa es la idea. El siguiente año queremos jugar un torneo internacional. Tenemos mucha fe en eso. El plantel se ha armado para pelear primeros lugares.

CG: Siempre en cada club se aprenden muchas cosas. Allá (en México) llegué a un país nuevo, donde me recibieron de buena manera. Encontré a un grupo de amigos que me ayudaron a adaptarme rápidamente. Ahora soy un jugador mucho más maduro.

CG: No, me siento bien. Me siento contento de tener un compañero como “La Tuca”, un jugador de unas cualidades muy buenas.  Es un gran referente del equipo; además de ser compañeros, fuera de las canchas hablamos mucho, somos amigos, nos llevamos hace mucho tiempo (se conocieron cuando ambos jugaban en el Manta en 2007). Creo que eso va a ayudar a que las cosas salgan de mejor manera.

CG: Motiva que esperen mucho de ti. Estoy tranquilo. Soy un jugador más que vengo a aportar lo mío. Las exigencias de la directiva, de la hinchada, te van a motivar a hacer las cosas bien.