La declaratoria se dio por decisión del Concejo Municipal de Riobamba, que por mayoría de votos aprobó este anhelo de muchos, la tarde y noche del viernes último, en una sesión extraordinaria.

En esta reunión se leyeron los informes y los procesos administrativos y legales que se siguieron para acoger las peticiones de los grupos interesados en que las dos tradiciones sean consideradas como Patrimonio Intangible de Riobamba.

 

>pases del niño. Los llamados pases del Niño son una tradición que comienza en diciembre y termina en febrero de cada año. 

En este tiempo, el público puede apreciar los más de 900 pases del Niño, que se realizan en distintos sectores. Según sus impulsores, esta tradición ancestral mueve, además, la economía local. 

En esta celebración se mezcla lo católico y la cosmovisión andina, por todos los actores que intervienen. 

La fiesta, en sí, para la cual se eligen priostes, lleva un año de preparación y culmina con los pases que se dan entre el 10 de diciembre y la fiesta de la Epifanía el 6 de enero, cuando la Iglesia recuerda la visita de los Reyes Magos a Jesús.

Según las creencias populares, a los devotos que no asisten a las celebraciones y misas del Niño les irá mal el año siguiente. 

“Solo un año no le pasé la misita a mi Niño, no me acuerdo por qué y después de unos meses me hizo soñar que yo llegaba tarde y me dijo que nunca más haga eso, por eso le prometí que le pasaré hasta que ya no pueda más”, asegura Margarita Sibre, de 88 años.

 

>rodeos andinos. Por los rodeos andinos se expusieron varios argumentos técnicos y legales, como el beneficio para el turismo comunitario de siete parroquias rurales de Riobamba.

Los rodeos en la zona costera se celebran de forma similar que en la Sierra.

En la Costa se conoce como jinete a la persona que monta al caballo y lo llega a domar, mientras que en la Sierra a esta figura se la conoce como chagra. 

Se caracteriza por su poncho rayado, sombrero o gorro, bufanda de lana y zamarro; no puede faltar la beta de cuero, espuelas y la montura con retranca. Este personaje se encuentra generalmente en la zona centro y norte de los Andes ecuatorianos, producto del sistema de haciendas del siglo XVII.