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Fe arraigada en las plantas

¿Quién no se ha curado con una agüita de manzanilla? En el país existen varias recetas ancestrales con base en esta planta.

Lunes 09 Enero 2017 | 04:00

Son los llamados ‘secretos’ de cada familia que se van trasmitiendo de padres a hijos y que finalmente se convierten en parte de la cultura. 

María Isabel Guamán es una mujer indígena de 68 años de edad, oriunda de Latacunga. 
Ella cree que la tierra provee de todo lo que se necesita para la salud. 
Asegura que no es necesario acudir a las pastillas, los sueros o los jarabes, pues es posible tratar con cosas que hay en un huerto, lugar en el que se siembran plantas.
Por ejemplo, la valeriana sirve para los nervios, el perejil y el patacunyuyo para el corazón, el ñachag para el colerín, el orégano para limpiar el intestino, el pelo de choclo para el riñón. 
Según las recetas ancestrales del pueblo indígena, para sanar a la persona con gastritis debía tomar una infusión de hierbamora con papa licuada por nueve días, mientras que para los cólicos menstruales, lo trataban con agua de ruda.
“Yo le curé a una chica que estaba por abortar. La muchacha no podía comer nada porque todo vomitaba. Le dije mañana venga a almorzar en mi casa. Cogí 12 granos, media pata de res, un cuy, una paloma y un pollito. Le preparé un caldo. Después le mandé a dormir, se levantó y desde ese día comió el resto del embarazo. Su hijo mide ahora 1,80 metros”, asegura Isabel.
Herencia ancestral. Adquirió todo este saber de su abuela, quien la crió. Ella era partera en su pueblo e Isabel siempre la acompañaba. Desde cuando era niña, estuvo pendiente de aprovechar todo el conocimiento que le brindaba. Lo malo es que ahora es más difícil transmitir todo esto a sus hijos. “Son incrédulos… solo a los médicos hacen caso”, cuenta.
“Cuántas maravillas hay en el campo que Dios nos ha puesto, sino que al no saber estamos ahí pisoteando y botando”, comenta Isabel Guamán, quien agrega que muchas de estas recetas o secretos que fueron transmitidos por años, ahora se están perdiendo por la falta de interés de los jóvenes.
Medicina. María Herminia Hurtado tiene 86 años. Es una mujer mestiza nacida en Chambo, Riobamba.
Recuerda cuando vivía en la hacienda y su mamá le preparaba los remedios con lo que tenía a la mano.
Para los problemas estomacales daba el agua de manzanilla, para la gripe una infusión de flores de violeta con tilo y limón.
Cuando era algo más grave que una gripe, hacía vaporizaciones con eucalipto.
Agua de toronjil para los nervios, agua de canela con un poquito de coñac para los cólicos menstruales. 
Lengua de vaca o pacta para el dolor de las articulaciones. Y no podía faltar el aceite de resina para los empachos.
“Yo casi nunca tomo pastillas, es mejor curarse con medicina natural… si no, es mucho químico para nuestro cuerpo. Esas cosas que hacían nuestras abuelas sí funcionan, si no, no se seguirían usando hasta ahora”, dice María Herminia. 
Por su parte, Adela Salas afirma que muchas de las recetas tradicionales se repiten en cada cultura ancestral, como la valeriana, la ruda, la manzanilla, entre otras.
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