Ella recordó que esto último casi no pasaba cuando trabajaba en los alrededores del mercado de Tarqui, pero todo quedó en la historia tras el terremoto del 16 de abril. 

El lugar se convirtió en la “zona cero” de la tragedia, y por eso ella, al igual que otras decenas de trabajadoras sexuales, fueron a nuevos lugares a trabajar. 

Hoy Marisol labora, junto con 10 mujeres más, en la avenida Malecón de Tarqui, arteria que al principio formó parte de la “zona cero” pero meses después fue habilitada por el Comité de Operaciones de Emergencias (COE). 

Otras trabajadoras sexuales optaron por retomar el oficio cerca al mercado de Los Esteros. Eran aproximadamente 50 las que se dedicaban a la prostitución en Tarqui. 

Rocío, quien también labora en la avenida Malecón de Tarqui, contó que hay días donde se ven obligadas a quedarse más tiempo en el sitio esperando clientes, pues no quieren llegar a casa sin dinero porque todas tienen hijos que mantener. 

El municipio informó que hace varios días ofreció a las trabajadoras sexuales un puesto de venta en algún mercado de la ciudad para que se dediquen al comercio, pero ellas no aceptaron. Además, comunicó el cabildo, se les dijo que no podrán laborar en la nueva zona comercial, pero podrán hacerlo en algún otro lugar que no está definido. 

Sin embargo, un grupo de trabajadoras sexuales niega la existencia de la ayuda. 

Afirmaron que no les ofrecieron nada, y, de haber sido cierto eso, habrían aceptado, ya que el negocio de la prostitución no marcha bien en las condiciones actuales. 

Lo preocupante para Nicole es que se las eche de la avenida Malecón de Tarqui cuando este lugar entre a regeneración. Aún no hay fecha para esta obra, pero ella dice que se hará, y es ahí cuando no sabrá a dónde acudir.

Fátima tampoco sabe a dónde acudir si algún día las autoridades la intentan desalojar para reconstruir Tarqui. 

Ella recordó que en alguna ocasión las intentaron enviar a San Juan de Manta, pero se negaron porque el sitio era muy lejos. 

De hecho, recordó que cuando laboraba en Quito la reubicaron a varias cuadras, pero los clientes nunca más llegaron. Por esa razón prefirió llegar a Manta. 

Fátima está convencida de que Tarqui es un buen sector para el trabajo, por eso dejarla es difícil. Tampoco se opondrá a alguna decisión de las autoridades, aunque sí cree conveniente que antes de reubicarlas o quitarles la oportunidad de trabajo en los espacios públicos se les haga una propuesta. 

Mariana cree que la única manera de ayudar a todas las que estaban antes en Tarqui es con un trabajo por parte de las autoridades. Ella labora porque debe pagar alquiler de su casa y mantiene una familia, agregó. 

Al querer dedicarse a otra cosa, está segura de que no la escogerán por ser adulta.   

En Los Esteros, las trabajadoras sexuales han encontrado un nuevo lugar de trabajo. Además, para la suerte de ellas, hay hoteles cerca para llevar a sus clientes. 

Anita no sabe a dónde irá después de que el mercado de Los Esteros esté listo, ya que, le han dicho, le prohibirán laborar por la zona después de inaugurada la obra. 

Ella reconoce que no existe unión entre algunas de sus compañeras, y por eso cree que, mientras no exista aquello, será muy difícil recibir alguna ayuda. 

Ana Silvia Guevara, comisaria municipal de Servicios Públicos, aclaró que por ahora no existe disposición de reubicarlas o retirarlas. Ese es un tema que en algún momento se analizará con todas las autoridades, indicó.