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¡Don Segundo es el primero!

Sus 84 años no son nada. Segundo Simba es un “abuelito” que ha logrado 106 medallas y 37 trofeos en su carrera.

Martes 03 Enero 2017 | 13:57

Con una camisa naranja fosforescente, un calentador y unas botas de caucho nos recibió en  su “salita“. Simba es un deportista que a los 70 años comenzó a correr por casualidad y ahora esta disciplina se ha convertido en su pasión.

Su sala está llena de trofeos y reconocimientos que marcan ocho años de carrera,  la cual le ha permitido viajar por casi todo el Ecuador y hasta a nivel internacional (Perú).
Empezó a competir en Valencia, donde obtuvo el último lugar, pero eso no lo desanimó. 
Cuenta que la competencia que lo marcó fue una de Guayaquil en el 2008. Allí llegó en segundo lugar. 
Desde ahí él afirma que todo cambio para bien, pues decidió convertirse en deportista.
Simba oriundo de Pujilí, provincia de Cotopaxi, llegó a Quevedo hace 64 años, y desde esa época se ha desempeñado en un sinnúmero de trabajos. 
Ha sido desde pilador de arroz hasta albañil, esta última profesión la realizó por 35 años y con la cual ha construido su patrimonio y ha podido sustentar a su esposa y nueve hijos.
Comienzo. Después de cumplir 70 años y ya no recibir propuestas de trabajo como albañil, Simba se quedaba en casa, hasta que un día,  conversando solo frente al espejo de su cuarto decidió salir a correr. 
Primero lo hizo dando vueltas en la manzana de la cooperativa Siete de Octubre, después hasta la parroquia Guayacán y ahora recorre algunas calles de la ciudad.
Al mirar los reconocimientos colgados en la pared y algunas fotos, sus ojos se le llenan de lágrimas recordando su historia.
Él ha participado en más de 150 carreras y manifiesta que  se siente con el cuerpo de 30.
“Mi doctor me dice que tengo el corazón de un niño”,  comentó entre risas. 
Don Segundo menciona que los aplausos y los gritos de las personas cuando corre son su aliento para no decaer y llegar a la meta.
Antes de salir del punto de partida se encomienda a Dios para que todo salga bien. 
Sueño. Su rutina inicia desde muy temprano.
Se levanta a las cuatro de la mañana, 30 minutos después está calentando y a las cinco emprende su recorrido. 
Su alimentación no es estricta, “como todo lo que me den” comentó al preguntarle sobre su dieta. 
Su deseo más grande es que Dios le permita seguir viviendo y poder correr hasta los 100 años. 
Afirma que los años le han enseñado que nada es imposible y que la juventud se la lleva en el corazón.   
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