Es lo que indica Antonio Reyes, un comerciante que tiene varios años comprando y vendiendo pinchagua. Reyes asegura que las ganancias se han reducido en porcentajes significativos. Según señala, apenas gana el 5% en una inversión de 10 mil dólares. 

“Seguimos en este negocio porque es lo que hemos aprendido a hacer; pero, al menos ahora, no es negocio”, dijo.

 

>Producción. Este año la pesca de pinchagua ha sido buena hasta lo que va de la temporada, “y como hay buena producción, los precios son bajos”, explica Carlos Demera, propietario de un camión de transporte. 

Agrega que en la temporada anterior las empacadoras pagaban hasta 1.200 dólares por tonelada, una cifra superior a los 680 dólares que pagan en la actualidad.

Lo mismo ocurre con los desperdicios que se utilizan para la harina de pescado. 

Según Demera, este producto bajó su precio de 300 a 150 dólares. “Si esto continúa así, esta actividad podría desaparecer. El Gobierno debe hacer algo”, refirió.  

>Regular. Estas dos personas consideran que se debe regular por ley el precio de la tonelada de pinchagua, tal como se lo hace con el plátano, el arroz, el maíz y otros productos agrícolas,  indicaron.

Los comerciantes de pinchagua aspiran a que los candidatos a asambleístas los escuchen y puedan elaborar una ley que les permita regular los precios tanto de la pinchagua, como de los desperdicios de este pescado que sirven para elaborar la harina 

de pescado, según indicaron.

Segundo Delgado, dirigente de la comunidad de Arenales Afuera, comenta que  la comercialización de la pinchagua es el motor de la economía de los habitantes de Los Arenales y otras comunidades cercanas.

Por eso dijo que es indispensable que las autoridades nacionales le den importancia a esta actividad y les ayuden regulando los precios.

“La mayoría de nuestra gente vive de la pesca y comercialización de la pinchagua”, aseguró.