Hoy, domingo primero de enero, publico este primer artículo del año 2017, y lo hago para -a quienes leen esta columna- desearles que hayan tenido una Feliz Navidad y que este año sea mejor que el que hace pocas horas acabamos de quemar y que por múltiples razones debemos olvidar, superando las desgracias que nos dejó, donde nítidamente se destaca el terremoto que sufrimos y del que estamos recuperándonos.

También, en este año es importante que para el derecho democrático que en febrero ejerceremos nos concienciemos suficientemente, por lo importantes que para la vida de cada uno de nosotros son los resultados que nuestra voluntad manifieste en las urnas. La suerte de los padres, los hijos y allegados de cada quien depende de lo que decidamos con el

voto; por ello, razonemos lo que le conviene a la sociedad en la que vivimos y de la que somos parte, ya que, como pocas veces, es vital la serena decisión que cada quien manifieste con su voto, entre los dos caminos que ahora se presentan: continuidad y cambio.