Esa impotencia te destruye interiormente y desestabilizas tu estado emocional estresándote y enfermándote al no poder hacer nada. Te bloqueas, te vuelves agresivo e intolerante, tu coadicción te marca la vida.

Este es uno de los miles de casos que se viven diariamente en los hogares del Ecuador. La población está enferma, descontrolada, sin autoestima, agresiva e intolerante; impotente ante una realidad que solo ellos no ven ni perciben. 

El país está lleno de drogas, las encuentras en todas partes: escuelas, colegios, universidades, discotecas, etc. Ya no necesitan los narcos distribuidores exhibirse, usan las redes sociales y están identificados en los celulares con el nombre de algún familiar o compañero de clases. Te entregan donde quieres que te la lleven, sin problema.

Pero el culpable eres tú, papá o mamá, por no preocuparte de mantener con tus hijos un diálogo franco y sincero; donde se hable temas trascendentales como el daño que ocasionan las drogas y el sexo sin protección.

Los jóvenes son promiscuos porque no recibieron una orientación franca y sin tapujos de sus padres, les ocultaron la verdad y la realidad de la vida, no les enseñaron a cuidarse y a decirle no a las drogas.

Hoy puedes hacerlo. Revísate interiormente y detecta dónde has fallado; las caretas deben desaparecer y practicar el buen vivir familiar buscando direccionar a tus hijos por el camino del éxito y la felicidad,  aplicando la verdad, el amor, la tolerancia y espiritualidad. Del resto se encarga Dios.