Pero Preciado no perdió la paciencia ni el buen humor en los entrenamientos, y el domingo convirtió el gol que quizás será el más recordado por los hinchas cetáceos, el que dejará a Delfín en la Serie A, al menos que pase lo impensado: que Aucas gane a Barcelona y el cuadro mantense pierda ante Emelec.

“Me quedó el balón justo frente al arco. Jugando allí (por el centro) hay más posibilidad. Por fuera no me hallo. Mis cualidades no son para jugar por la izquierda”, contó ayer Preciado, quien se había visto obligado con el técnico Octavio Zambrano a jugar como un ofensivo externo.

“Volví a jugar como delantero por el medio y se me dio chance para hacer el trabajo que me gusta y estar más cerca del gol”, reflexionó el nacido en Huaquillas hace 30 años.

Continuidad. Con la misión de la permanencia ya casi cumplida, Preciado mira al futuro. 

Su contrato con Delfín acabará con el partido ante Emelec. 

El ofensivo contó que aún no se ha sentado a hablar con la directiva cetácea para analizar su renovación, pero hay algo que tiene claro: “Espero seguir en Delfín, si Dios lo permite; mi familia está muy contenta en Manta, pero, si no, estaré muy agradecido por la confianza que me dieron”, señaló el delantero que este año ha marcado cinco tantos y ha actuado en 32 partidos, y que esta temporada hizo las funciones de extremo o de segunda punta detrás del goleador Maximiliano Barreiro, a quien, con sus centros, ayudó a hacer goles.

“Me hubiera gustado anotar más goles, pero las asistencias de gol a Barreiro me hacen sentir bien, porque todos trabajamos para anotar el gol”, reflexionó Preciado, un hombre que este año se tiñó el pelo de rubio en honor a su ídolo, Messi, y para sobrellevar la tristeza de la lesión que lo alejó de las canchas por dos meses y medio, pero que ante River decidió volver al tinte negro para anotar un gol que paga todo un año.