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Santo Domingo
Joyas que respetan la tradición tsáchila

Como un acto de respeto a su tradición y a sus ancestros, los tsáchilas portan accesorios hechos por ellos mismos.

Viernes 21 Octubre 2016 | 04:00

En fechas especiales lucen sus joyas en sus manos, cuello y orejas, especialmente las mujeres.
Agustín Calazacón, conocedor de la historia de la etnia, asegura que no solo son accesorios que adornan el cuerpo, sino que tienen su significado.
Una de las explicaciones más claras es la del conocido katala shili o pulsera de plata, cuyo uso se origina de la leyenda del tigre de la oscuridad, que se comió el Sol y dejó a los pueblos en tinieblas.
Según aquella historia, los chamanes querían recuperar la luz del día y el primer requisito era conseguir un hijo de una madre soltera. Los poné colocaron al niño en un altar especial y se vistieron de collar de plata, cinturón de plata, todo de plata. 
Con los rituales, a través de la fuerza de energía, pudieron elevar al niño y recuperaron la luz.
Es por eso que la mayoría, en especial los varones, utiliza estos metales en sus muñecas, incrustado su nombre o iniciales.
 
Semillas especiales. Los hombres tsáchilas de igual manera, como símbolo de protección para las malas energías, se cuelgan en el cuello semillas de wairuru, de colores negro y rojo.
Si desean adornan el collar con un diente de tigrillo, como signo de protección.
Estas semillas se han convertido en artesanías, solo los nativos pueden fabricarlas a la perfección.
En cada comuna ellos las venden a los turistas.
El mishilí, o corona de algodón, es otro de los símbolos que los varones se colocan en su cabello luego de untarse el achiote. 
“Esto representa conocimiento o saber, al igual que paz por el color blanco, ya que la etnia tsáchila nunca ha estado en guerra con otras culturas o razas”, refiere Agustín Calazacón.
 
En las mujeres. Por su parte, las mujeres además de usar la chumbillina y las coloridas cintas, suelen lucir manillas, collares y aretes.
Ellas utilizan también la semilla natural llamada San Pedro, con la cual fabrican manillas, aretes o collares.
Fernanda Abad, quien es casada con un tsáchila, pero que sabe mucho de esta cultura, suele vender estas artesanías en el museo de la comuna Chigüilpe.
 
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