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Celular  y  volante mezcla mortal
Celular y volante mezcla mortal
Por: Jorge Alban Delgado

Jueves 29 Septiembre 2016 | 04:00

Utilizar el celular y conducir al mismo tiempo para muchos es parte de su cotidiana costumbre, lo que incluye la irresponsabilidad respecto al peligro; a esta actitud, la principal muerte no natural son los accidentes de tránsito provocados por choferes imprudentes, ya sean estos profesionales o deportistas. Y están consideradas las infracciones por el uso del celular mientras conducen, incluidas por la nueva ley de tránsito y transporte terrestre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), será el segundo problema sanitario más grave que en el año 2010; el cuarenta por ciento de las muertes por accidentes de tránsito han sido causadas por la distracción; un 60 por ciento de hombres utilizan el móvil mientras conducen, frente al 38 por ciento de las mujeres. Sin embargo el tema pasa desapercibido, por lo que el barómetro familiar analiza los hábitos de conducir a nivel mundial. Y Ecuador no es la excepción.

Es innegable que los teléfonos celulares son una herramienta de muchas ventajas en la vida diaria, permiten trabajar con mucha eficiencia, nos mantienen comunicados con nuestros seres queridos; y han ayudado a salvar miles de vidas en caso de emergencias. Sin embargo, hay que hacer conciencia del peligro que somos, para nosotros mismos como para otros conductores y transeúntes, si estamos conduciendo y al mismo tiempo hablando por teléfono o enviando mensajes de texto.
De ahí la importancia de hacer conciencia y no utilizar el teléfono, al menos mientras se está conduciendo; recordemos que al salir de casa nuestra familia nos despide con la ilusión de vernos regresar, sin olvidar lo siguiente: que la muerte puede estar en cinco segundos, que es el tiempo promedio en marcar un número de teléfono. A 100 km /h esos cinco segundos se convierten en 150 metros (una cuadra y media). 
Un accidente puede evitarse si usted se estaciona a solo contestar al que llama; un accidente puede acabar con nuestra vida en cuestión de segundos; y lo que es peor,  podemos arrastrar con nosotros a gente inocente. Piénselo y medítelo inclusive junto a su familia.
A esta observación también hay que agregar el caso de los conductores que conducen en estado etílico.  La reflexión está abierta.
 
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