Este término y manifestación que está tomando fuerza y que no está asociado al sexo, es calificado como una Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma (ASMR, por sus siglas en inglés).
Según un estudio publicado en la revista estadounidense Psychiatry and Neurology, esta sensación tendría mucho que ver con la sinestesia (la mezcla de diversas sensaciones ante un mismo estímulo perceptivo).
En una reciente investigación, la publicación destacó que ‘el orgasmo cerebral’ “produce en quien lo experimenta una sensación de cosquilleo en la cabeza, el cual suele comenzar desde la zona baja del cuero cabelludo y se extiende por todo el cráneo para bajar por el resto del cuerpo. El cosquilleo se traduce en un enorme placer que recorre todas las extremidades y, además, deja con una gran relajación y un estado de bienestar, liberándote de las presiones y el estrés”, señala.
Cuatro son los desencadenantes principales: los susurros, los mimos como masajes, los chasquidos o sonidos crujientes y los movimientos lentos, siendo los movimientos repetitivos también un factor en el ASMR.
> sin relación CON LO SEXUAL. En realidad los orgasmos cerebrales no tienen nada que ver con el placer sexual. Ni vienen provocados por las mismas causas que aquellos. De hecho, un estudio de la Universidad de Swansea (Reino Unido) concluye que tan solo un 5% de quienes se provocan orgasmos cerebrales lo hacen para estimularse sexualmente, mientras que la mayoría lo que busca es relajarse, conseguir conciliar el sueño o reducir su estrés.