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Conocer a profundidad
Conocer a profundidad
Por: Guido Álava Párraga

Viernes 26 Agosto 2016 | 04:00

Nada hay tan vergonzoso que sostener opiniones sin tener buenos argumentos. Mucha gente se aventura a sostener, como verdades, criterios traídos de los cabellos o que son tan superficiales que no resisten un minuto de análisis. Esto se da porque muchos son perezosos para leer un documento completo y solo leen los títulos y subtítulos de una noticia o artículo de opinión; estas son las personas sin hábitos de lectura, aquellas que ni cuando oyen un consejo o instrucciones para su propio beneficio son capaces de ponerlos en práctica.

Por mi experiencia de médico en ejercicio he podido constatar, que los riesgos de complicaciones que un paciente tenga de una enfermedad guardan directa relación con el conocimiento pleno que se tenga o no de dicha afección; por ejemplo, conocer los alimentos que debe evitar, enterarse de las complicaciones que se derivan por no seguir ningún control, conocer los factores de riesgos y otras verdades sobre su problema. 
Así, mientras más conozca los aspectos fundamentales de su enfermedad y aplique los consejos dado por su médico, más control tendrá de la misma; caso contrario las complicaciones afectarán más su salud.
De igual manera ocurre con la vida moral y espiritual, mientras más se ignoren los valores que edifican al individuo y la sociedad, más complicada y negativa será la vida y la conducta de una persona.
No es raro advertir el final de un matrimonio en el que el esposo ignora el valor y responsabilidad del mismo, o de alguien que desconoce el valor supremo de la familia y el rol auténtico de padre. De igual manera ocurrirá con su propia vida si ignora el valor del amor verdadero, el valor de la honestidad, la paz, la justicia, la humildad, la paciencia, el dominio propio y otros más. 
A mayor ausencia de aplicación de los valores, mayor negatividad de la personalidad y malas relaciones con los demás.
En mi experiencia con la cátedra universitaria encontré casos de estudiantes universitarios, que dicen conocer los valores, pero que les da igual practicarlos o no.
De una encuesta a cerca de mil alumnos de la carrera de Medicina, más del 90 % admitió que conocen a la ligera los principios y valores, pero que no los practican. De igual manera se reflexionó sobre los antivalores y la mayoría admitió que los practican en gran número, al punto que a muchos  jóvenes  les da igual mentir o decir la verdad, a otros les es fácil resentirse o ser indiferente con sus compañeros y amigos. 
La gran mayoría no tiene hábitos de lectura, muchos no tienen un sólido plan de vida o no tienen propósitos que trasciendan al entorno social; de igual forma, a la gran mayoría le falta una relación seria con Dios y un mayor  interés por escudriñar las Sagradas Escrituras. 
La vida familiar dentro del hogar no debe transcurrir más con una comunicación llena de prohibiciones, indiferencias, superficialidades, reprendas ni ausencia de enseñanza de valores de referencia bíblica.
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