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Identidad
La diadema es un tributo a Shuyun

Las raíces del pueblo ancestral tsáchila se llevan de pie a cabeza. En el caso de las mujeres representan el arcoíris en sus cabellos.

Jueves 25 Agosto 2016 | 04:00

Las mujeres de esta etnia indígena colocan en sus cabelleras una diadema multicolor vista como un tributo a la naturaleza. 

Cuando una tsáchila se alista a participar en una ceremonia, ritual o fiesta de su nacionalidad, se coloca todo su atuendo, que comprende una falda tejida multicolor con franjas horizontales, blusa de tela brillosa, collar de espejos con semillas y una diadema que se pone sobre su cabello y de la que salen cintas de colores.
Albertina Calazacón, de la comuna Chigüilpe, explica que tener el pelo largo es una particularidad en su nacionalidad, y llevarlo suelto es parte de la originalidad de arreglarse, por ello se colocan la diadema y las cintas se mezclan en el cabello. “Es como si el arcoíris estuviera siempre presente con nosotras”, indica. 
Shuyun es el nombre en tsáfiki del arcoíris, y dentro de la cosmovisión de los tsáchilas tiene una importancia en su relación con la naturaleza, especialmente con las ceremonias ancestrales, señala Manuel Calazacón, de la comuna Peripa. 
Calazacón, que también es poné (curandero), sostiene que la sona, mujer en su lengua nativa, es importante en el preparado de las tomas y ungüentos que se alistan para cada ceremonia; al participar y tener representado al arcoíris en sus cabellos les da energía cósmica para que los buenos augurios que entregan los ancestros estén presentes en cada ritual.
Varias mujeres elaboran las diademas con las cintas y al escoger los colores no lo hacen al azar. 
Albertina añade que siempre se colocan todos los colores del arcoíris, pues cada uno tiene un significado que lo relacionan con el planeta y el cosmos. 
El amarillo significa el dios Pipoa, sol; el azul, el agua de sus ríos; el verde, las montañas de donde obtienen las plantas medicinales, y los demás colores mantienen su relación. 
“Es parte de nuestra identidad y una tsáchila no puede olvidarse de su arcoíris en su cabeza”, dice. 
Las variaciones en la indumentaria es uno de los rasgos más notorios dentro de la evolución de este pueblo. Los hombres cambiaron sus manpe tsanpa (falda tsáchila) por pantalones y camisas. Algunos continúan pintando su cabello con achiote, pero gran parte de los varones solo practica esta costumbre en ocasiones especiales.  
Para Segundo Aguavil, miembro de la comuna Colorados del Búa, los jóvenes tsáchilas han dejado de usar la vestimenta tradicional porque les causa vergüenza, pero no es por ellos, sino por las personas que se burlan y emiten comentarios que les ofenden. 
Freddy Calazacón, de la comuna Chigüilpe, detalla que en fiestas importantes como el Kasama o el Festival del ‘Mú (carnaval del achiote), los varones usan la vestimenta tradicional, así como también cuando hay visitas de grupos o de extranjeros.  En el caso de las mujeres, su falda se llama ‘chumbillina’ o ‘tunán’. De similares características que la de los hombres, pero con la diferencia de que está tejida con una variedad de colores.
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