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Identidad.
La vestimenta de la mujer montuvia Reflejaba alegría

En el amorfino no solo se reflejaba la alegría del habitante del montuvio manabita, sino también en su colorida vestimenta.

Domingo 07 Agosto 2016 | 04:00

 Para la activista cultural Sofía Campos, la vestimenta de la mujer montuvia manabita graficaba mucho la idiosincrasia del estado anímico.

Explica que las mujeres campesinas tenían un vestuario folclórico que hoy por hoy sólo se lo observa en representaciones escénicas.
“El vestuario de la mujer era muy colorido con combinaciones llamativas”, precisa Campos, quien además explica que hay varias interpretaciones de la vestimenta de la mujer montuvia.
Según Campos, el montuvio asemejaba su vida cotidiana con su entorno natural y por ello se asume que en el caso de la mujer la falda pollera representaba al pavo real cuando extendía sus plumas, por eso se debe la amplitud y vistosidad de la falda.
 
>Cambio. La activista cultural señala que a partir del boom cacaotero el estilo de la ropa de la mujer montuvia cambió un poco. 
Uno de los elementos que tuvo una forma diferente  fue la blusa cotidiana. 
Indica que ya para fiestas las mujeres se hacían blusas de mangas largas.
Las blusas, llamadas polcas, tenían un recuadro en la parte de enfrente, tenían ruedos y encajes.
 
>Vestimenta. En cuanto a los modelos y colores de la ropa de la mujer del pueblo montuvio, Campos dice que la mujer casada usa ropa más cubierta e incluso colores más discretos. Mientras que una mujer soltera utilizaba ropa descubierta con colores fuertes. 
“Incluso el peinado cambiaba, para la cotidianidad la mujer campesina utilizaba dos trenzas compartidas y cuando salía a sus fiestas el tipo de moño era otro. Además según el estado civil era el tipo de peinado”, precisa.
 
>aculturización. Sofía Campos afirma que una de las razones por la que las costumbres montuvias fueron variando se debe a que se ha hecho pensar que todo lo relacionado con la identidad montuvia o era fea o anticuado.
“Eso llevó a una destrucción de la identidad montuvia o al menos lo intentaron”, señala.
Sin embargo, asevera que el arte es una de las herramientas para que las nuevas generaciones observen cuál es la verdadera identidad cultural del montuvio manabita. 
Campos además menciona que el abandono del agro tiene mucho que ver con la invisibilización de algunas costumbres ancestrales.
Detalla que hubo una época en la que la actividad agrícola fue abandonada y el campesino emigró a la ciudad buscando bienestar  y lo que consiguió al final fue desarraigarse de su identidad, ya que al pisar la ciudad tuvo que asumir nuevas costumbres.
Agrega que de esa manera los hijos del nativo montuvio nacieron en la ciudad y así consecuentemente hasta que de a poco fueron desconociendo sus raíces montuvias.
 
>Época de los 50’. Yolanda Loor es una manabita que pese a que no nació en la campiña manabita, observó de cerca cómo sus ancestros vestían la vestimenta ancestral montuvia.
Esta mujer de 72 años recuerda que el montuvio nativo era muy recursivo. Por ejemplo, los zapatos eran hechos a base de llanta.
Loor menciona que en la época de los ‘50 era imposible pensar en una minifalda. Según las costumbres montuvias, se utilizaban faldas largas de tres ruedos a la altura de los tobillos.
Asegura que tanto la blusa como la falda eran coloridas y algunas tenían estampados de flores.
“La mujer no exhibía mucho de su cuerpo, pues era un recato innato como parte de las costumbres montuvias”, indica.
Agrega que debe notarse también que entre los cambios de la mujer montuvia fue que empezó a ser parte de la sociedad, ya que incluso se integraron al sistema educativo.
“Los padres querían mantener que sus hijas fueran más puras hasta la época de casarse”, manifiesta Loor.
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