Aunque no se precisa cómo llegaron, recientes estudios han determinado la presencia por primera vez en Ecuador de los virus del moteado clorótico del maíz (MCMV) y del mosaico de la caña de azúcar (SCMV), que con otros ya existentes conforman el complejo de la Necrosis Letal del Maíz (MLN) como se conoce a esta terrible enfermedad viral, cuyo reporte también es el primero en Sudamérica.
Los síntomas son mosaicos, clorosis y necrosis manifiestos desde las primeras semanas en el follaje y más tarde en plantas sin mazorcas y/o mazorcas sin granos. Esta “virosis” ataca todo tipo de maíces, variedades e híbridos en las principales provincias productoras del Litoral, en Manabí se encontró en 2014 en plantaciones aledañas a Portoviejo.
La Necrosis Letal del Maíz se detectó por primera vez en 2011 en Kenia, uno de los principales productores de maíz en el este africano y de allí pasó a varios países vecinos, llevando a la ruina la producción por la facilidad pára transmitirse, causando grandes estragos a la seguridad alimentaria de millones de pequeños productores y sus familias.
Además, la comercialización de semilla en la región está en peligro por los grandes riesgos de transmitir la MLN mediante semilla contaminada a través de las fronteras.
En África hay una urgente necesidad de evitar que se desplace hacia el sur. Después de cuatro años de crisis muchos productores que abandonaron la siembra de maíz en Kenia optaron por la sustitución con cultivos aguacates.
El Ministerio de Agricultura emprendió en la pasada estación lluviosa un diagnóstico para estimar la incidencia y severidad de virus y hongos de las plantaciones de Guayas, Los Ríos, Manabí y Loja, encontrándose que en las dos primeras alcanzaron valores sobre el 10 % mientras que en Manabí y Loja fueron por debajo del 5 %.
Se determinó que el problema está presente desde hace dos años, cuyos porcentajes de incidencia y severidad se han incrementado, llegando hasta 14 % en este año. Si bien se comprobó que las plantas son afectadas en gran parte de su ciclo vegetativo, se vio que la incidencia se incrementa después de los 73 días de edad.
Esta preocupante situación para un rubro agrícola tan importante se debe considerar como una oportunidad para que las facultades en agrociencias de nuestra alma máter aprovechen esta línea de investigación.