Esa mañana del 26 de julio de 1996, en Atlanta, un grande venció a toda incredulidad ecuatoriana, puesto que solo un círculo muy reducido de gente, que seguía muy de cerca su trayectoria, abrigaba alguna esperanza de que Ecuador gane una medalla en la disciplina de 20 kilómetros marcha, en los Juegos Olímpicos que se celebraban en Atlanta.

Allá, lejos de su patria, Jefferson Pérez demostraba que lo imposible no existe, que las barreras son inventos y los límites son tonterías.

Él dio la inyección de esperanza a un país que venía sacudido por una guerra reciente,  un desconocido Jefferson Pérez sorprendió también a los favoritos para ganar el evento, ya que los rusos, para variar, eran los medalleros de ese año. 

De la mano del entrenador colombiano Enrique Peña obtendría su consolidación deportiva definitiva; y la consiguió con su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996. Contra todo pronóstico se llevó la dorada, ocupando el podio de los grandes, de las leyendas, de los inmortales.

Un guerrero en todo el significado de la palabra, él fue determinante en el momento decisivo; puso toda su motivación y la definición de la estrategia para la competencia misma en sí: no se rendiría, él era grande. Y eso que el Comité Olímpico Ecuatoriano no invertía los millones que invierten los rusos, estadounidenses e ingleses en sus atletas. 

Conseguir la primera medalla de oro para Ecuador en los Juegos Olímpicos, en la disciplina de 20 kilómetros marcha, fue gran sorpresa para los miembros de las Olimpiadas, que tuvieron que descargar a último momento el Himno Nacional del Ecuador, porque no lo tenían en ese momento, pensando que un titán como Jefferson no podría llevarse la presea dorada.

Callaba el mundo y rugía un león olímpico, de esos que nacen para morar en el paraíso de los inmortales, allá mismo en el Olimpo.

El año pasado estuvo por Portoviejo y tuve el privilegio de verlo cara a cara y conversar con él, valores únicos e intachable, sabio en los consejos y valiente en la lucha; ese es Jefferson.

Sus dianas y hazañas se cuentan por mil: Campeón Mundial de Marcha atlética 20 km en los años 2003, 2005 y 2007. Medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y Pekín 2008. También participó, con excelentes resultados, en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 (11°), Sídney 2000 (4º) y Atenas 2004 (4º). Jefferson Leonardo Pérez Quezada, nacido en Cuenca un 1 de julio de 1974, es sin duda alguna el mayor atleta ecuatoriano especializado en la marcha atlética; y por qué no decirlo en todas las disciplinas. 

Jefferson Pérez es el único ecuatoriano en ganar medallas de oro en los Juegos Olímpicos. ¡Grande Jefferson!