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Ortiz trabaja en silencio

En el anonimato de la suplencia, Pedro Ortiz se ha ganado el respeto y la confianza de sus entrenadores con trabajo silencioso.

Sábado 23 Julio 2016 | 05:00

 “Creo que es uno de los mejores arqueros del país”, sostuvo ayer contundente el entrenador del Delfín, el argentino Diego Alarcón, tras ser consultado sobre Ortiz.

Las luces esta semana han enfocado a este portero de 1.85 centímetros de altura, que cumplió 26 años en febrero y que será titular mañana, cuando los “cetáceos” visiten a Liga de Quito desde las 11h30.
Con el experimentado portero Rolando Ramírez suspendido por acumulación de tarjetas amarillas, Alarcón dará chance a Ortiz, un arquero que el técnico argentino describe como seguro.
Lo conoce bien el adiestrador, porque lo tuvo tres años cuando dirigió a Deportivo Azogues, hasta que el club de la provincia de Cañar descendió a finales del 2015, aunque estuvo a punto de salvarse a pesar de que tenía un presupuesto de cinco mil dólares para toda la plantilla, contó Alarcón.
En ese equipo, con ese presupuesto bajo, fue que Ortiz se hizo un lugar. Atajó para los “guacamayos” desde el 2008 hasta su descenso en 2015, pero fue en 2009, con 20 años, que debutó en el profesionalismo. En esa temporada atajó seis partidos. Fue en 2010 cuando se asentó en la titularidad. 
Desde entonces ha sumado 182 actuaciones.
En un equipo limitado, el portero esmeraldeño había dejado buenas impresiones. Por eso lo mandó a pedir el técnico Fabián Bustos, hasta hace nueve fechas entrenador del Delfín. Bustos lo definió como un gran arquero de proyección. Fue el DT argentino quien lo hizo debutar en la Serie A, en el partido que los “cetáceos” empataron 0-0 con Universidad Católica. Fue el último partido que dirigió Bustos con los mantenses.
Antes Ortiz había jugado nueve cotejos con la Sub-19 “cetácea”, como jugador “pasado”.
“Es un arquerazo”, declaraba por entonces Néxar Zambrano, entrenador de esa división.
 
De reacción felina y seguro de manos, Ortiz tendrá mañana su segunda oportunidad en un puesto que no deja opción para el error, y en el que las opciones para el suplente suelen ser mínimas. Lo sabe bien el esmeraldeño: “El puesto del arquero es difícil, tiene que tapar uno solo”, explicó reflexivo ayer, luego de la práctica de fútbol.
Alejados durante la semana del grupo para trabajar sobre un arco con el preparador de goleros, los arqueros tienen una forma distinta de convivencia, con la titularidad de uno casi seguro y con la suplencia marcada en los dos suplentes. 
“Tratamos de ser una familia (con los otros dos arqueros: Ramírez y Francisco Mendoza), pero sabemos lo que nos jugamos, en este puesto juega el mejor”, reflexionó Ortiz, a quien las luces del espectáculo iluminarán esta vez, en una nueva oportunidad para brillar.
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