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Raquel se fue con su colegio

La rectora vitalicia del colegio Tarqui murió la noche del miércoles.

Viernes 22 Julio 2016 | 05:00

Días después del terremoto, Raquel de Tipán pidió a sus hijos que la lleven hasta el colegio Tarqui. 

Quería comprobar con sus ojos los daños que el sismo de 7.8 grados había causado en el plantel. 
La imagen fue muy dolorosa para ella, y con justa razón. Durante muchos años, Raquel de Tipán gestionó la creación del colegio, hasta que lo consiguió en 1976. 
Luis Alberto Tipán, hijo, es testigo de aquello. 
Él contó que por algunas ocasiones acompañó a Quito a su madre para solicitar ante las autoridades nacionales la creación del “Tarqui”. 
“Fueron muchas veces, y a mí me tocó esperar horas tras horas sentado en una silla hasta que una autoridad atendiera a mi mamá. Es que ella no se marchaba del lugar hasta que la atendieran; era una mujer que conseguía lo que se proponía”, señaló Luis Alberto. 
El colegio fue un esfuerzo de años que Raquel de Tipán vio hecho escombros. 
Esto la deprimió, y con ello su salud decayó, indicó su hijo. 
“La Doctora”, como también la conocían, fue rectora de la institución desde que se fundó (1976).
Hace ocho años había dejado el cargo por su avanzada edad (87).  
Sin embargo, docentes y alumnos la proclamaron como rectora vitalicia. Incluso, en la institución se levantó un busto en su honor. Tras salir de la docencia se refugió su casa, ubicada en la calle 11 y avenida 18.
El pasado sábado fue el último día que Alba Sierra vio con vida a la exrectora. 
Ambas se conocieron por muchos años y entablaron una amistad cercana. 
Sierra recordó que para lograr el funcionamiento del colegio Tarqui, Raquel de Tipán salía cada tarde de su vivienda para recorrer varias calles de la ciudad en busca de alumnos. 
“Iba de casa en casa convenciendo a los padres para que envíen a sus hijos al nuevo colegio”, indicó Sierra. Es que sin estudiantes no podía funcionar el plantel. 
El 16 de agosto de 1976 el colegio abría sus puertas con 30 alumnos. Este año cumplía 40 años de creado. 
Raquel de Tipán falleció el miércoles por la noche de un paro respiratorio. 
Paquita Sornoza no la vio morir, a pesar de haberla cuidado en sus últimos siete años de vida. Fue su alumna en el colegio y años más tarde se convirtió en su enfermera, aunque Raquel la consideraba como una hija. 
Sornoza llora al recordar los días que compartió con Raquel. No habló mucho, porque el dolor de perder a un ser querido no se lo permitió.     
La exrectora también fue docente. Impartió clases en las escuelas Sergio Domingo Dueñas, Abraham Lincoln, entre otras. 
Cuando al fin logró abrir el colegio Tarqui, este funcionó inicialmente en la escuela Gil Delgado Pinto y Maruja Cedeño, hasta que consiguió un terreno, en el barrio El Porvenir, donde se construyó el plantel. Hoy en el lugar solo queda el área. El terremoto acabó con todo.  
El cuerpo de la exrectora es velado en la sala Memorial, ubicada en la avenida Flavio Reyes. 
Ayer, flores rojas y un cuadro con su rostro adornaban su ataúd. Familiares, amigos y exalumnos llegaron a verla.  
Su cuerpo fue vestido de blanco y adornado con los dos méritos educativos que recibió en su trayectoria: del Congreso Nacional en 2001 y Municipio de Manta en 2012.
En 2006 recibió otro del Congreso. Pero estos no fueron los únicos; en sus 87 años cosechó decenas de méritos. 
Procreó cinco hijos, uno de ellos falleció hace años. 
Raquel de Tipán será sepultada mañana por la tarde en el cementerio Parques del Recuerdo. A las nueve de la mañana sacarán su cuerpo de la sala de velación para llevarlo a una iglesia evangélica, a donde acudió por muchos años. 
Luego conducirán el féretro hacia el colegio Tarqui para rendirle un homenaje. Será la despedida justa entre ella y un colegio que se fue primero.  
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