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Ritmo
Dos instrumentos que desprenden música tradicional

Los instrumentos musicales tambor y pingullo crean melodías que alegran y ponen ese toque tradicional a las fiestas andinas de Ecuador.

Lunes 18 Julio 2016 | 04:00

 Entre el sonido del viento que interpreta una melodía cuando golpea con suavidad los sembríos y los páramos del Pueblo Tomabela, en las comunidades de Angahuana, de la Parroquia Santa Rosa (Tungurahua), se escucha el ajetreo de los comuneros que madrugan a las labores agrícolas y ganaderas.

Como un verdadero tesoro, guardados entre otras herramientas cotidianas que se utilizan en la agricultura, se destaca la presencia de dos instrumentos autóctonos que para Segundo Martín Mallqui, ‘tambonero’ de 67 años de edad, forman parte de la esencia de los pueblos andinos, se trata del tambor y el pingullo.
De acuerdo con Martín, se requiere destreza para arrancar un sonido armónico y sincronizado con estos dos aparatos, puesto que se entonan los dos al mismo tiempo, asegura.
Los sonidos son únicos y se utilizan en las fiestas andinas, sobre todo para los conocidos ‘danzantes’, donde se mezcla la cosmovisión indígena y la religión.
>HERENCIA. “Lo más importante es sentir el sonido junto a los latidos del corazón”, afirma Martín, mientras recuerda que este arte lo aprendió gracias a su padre.
Según el artista, a su papá siempre le agradó participar de los famosos danzantes y para estas celebraciones se requería que los músicos sepan entonar el tambor y el pingullo.
En cierta ocasión, un ‘tambonero’ de Salasaca le obsequió a mi padre un pingullo, el cual guardaba celosamente, comenta; sin embargo, mi curiosidad era más fuerte y siempre tomaba ese instrumento para entonarlo a pesar de que mi padre me hablaba, recuerda.
“El bombo es el que marca el ritmo y anima a los bailarines ancestrales, al tiempo que el sonido sutil del pingullo complementa y armoniza la melodía”, indica.
Con la música que Martín ‘arranca’ a los instrumentos bailan los novios, los padrinos, los danzantes, los alcaldes y se escucha en los rituales como el Inti Raymi, el Corpus Christi y otras celebraciones que se festejan durante el año en varios de los pueblos indígena. 
>GENERACIONES. Salomé Quisintuña, esposa del artista, recuerda con nostalgia que varios eran los músicos que sabían entonar estos instrumentos, pero lamentablemente los jóvenes ya no quieren aprender y Martín es uno de los últimos ‘tamboneros’ de la comunidad.
Ninguno de los cinco hijos, tres varones y dos mujeres, han aprendido este arte, pero con sus nietos espera tener mejor suerte y que ellos sean quienes continúen con este legado. 
 
>FABRICACIÓN. Segundo Martín Mallqui, ‘tambonero’, no sabe en realidad cuántos años tiene su tambor, pesa más de seis libras y debe llevarlo cruzado entre el cuello y el brazo.
El cuerpo es cilíndrico y grueso, de madera de eucalipto. 
Las membranas de cuero de borrego son ajustadas con ‘cabestro’ entrecruzadas para que el sonido sea fuerte.
Mientras que su pingullo es de una especie de bambú o carrizo, el cual tiene una extensión aproximada de 30 a 35 cm de largo y un diámetro de 1 a 1,5 cm. 
Su boquilla es parecida a la del clarinete, con un diámetro en que la mitad está rellena y la otra es hueca. Tiene tres perforaciones y ocasionalmente dos, por lo que el artista interpreta usando los dedos medio e índice y se lo sostiene con la base del pulgar.
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