En sus calles está viva la destrucción y desolación de esta parroquia conocida por su flujo comercial, turístico, residencial, etc. Tarqui sigue herida, el diagnóstico de las autoridades es que carece de todos los servicios básicos. No hay agua, luz, alcantarillado, ni teléfono. El nivel de contaminación se percibe a distancia. 

En la avenida 109 y calle 106, por ejemplo, las aguas servidas de varias casas fluyen en la superficie, cerca de allí varios vecinos han hecho de la calle su cocina y de los portales su cama y comedor.

Tarqui está irreconocible, ha dejado de ser la pujante zona económica, educativa, el lugar donde se encontraba de todo. Duele verla así, con sus calles cerradas, con su soledad, con sus edificios emblemáticos desaparecidos. De a poco se siguen demoliendo las estructuras afectadas por el movimiento telúrico y van quedando las huellas de una época que fue buena. Esta es una herida abierta que tardará en sanar, pero al final tengo la certeza que Tarqui se levantará.