Agregó que, según el último avalúo realizado antes del terremoto, en activos fijos esta clínica superaba los 700 mil dólares, y más de 300 mil dólares en equipamiento.

Aclaró que los dos bloques de la clínica eran de propiedad horizontal. Lo que le pertenecía a la clínica Manta eran dos pisos de hospitalización, una parte del primer piso donde funcionaba la administración, el área de emergencia, farmacia y bar. Al igual que los terrenos de parqueo para el público y del personal médico. El resto de la estructura de la clínica les pertenecía a los 20 médicos que trabajaban en los consultorios, los que estaban avaluados ente 40 mil y 60 mil dólares, de acuerdo a los metros de construcción y adecuaciones, detalló. 

Sin respaldo. Andrade dijo que la Junta de Accionista de la clínica anoche se reuniría para decidir el destino que tendrá esta sociedad anónima, luego de que por el terremoto colapsaron los dos bloques de este centro médico y luego fueron demolidos. “Lo más probable es que esta sociedad se liquide, ya que por el momento no tenemos el respaldo económico para levantarla nuevamente, pero no descartamos que a futuro se piense en otro proyecto de salud privada”, manifestó.

Agregó que la sociedad la integran cerca de 120 accionistas, de los cuales 80 son  médicos. También forman parte empresas privadas  como La Fabril, Conservas Isabel y otras personas naturales, se informó.

Señaló que la clínica era muy requerida porque era un lugar donde se encontraba una amplia gama de especialistas y otros servicios de salud. “Hoy hace bastante falta, porque la gente no sabe dónde encontrarnos”, manifestó.

Repartidos. Hugo Andrade Viteri, accionista, dijo que los  20 especialistas que  eran dueños de los consultorios en esa clínica ahora están en diversos lugares. Unos atienden en casas, otros comparten consultorios y algunos ya alquilan su propio espacio. “En mi caso, son pocos los pacientes que ahora me visitan, a lo mejor porque no ubican la dirección de mi casa o simplemente porque ya cambiaron de médico”, agregó.

También recordó el poco resguardo policial y militar en la seguridad de este lugar después del terremoto, lo que dio lugar a permanentes saqueos que incrementaron las pérdidas, dijo.