Durante su paso por España dio una entrevista a El Mundo:

 

¿Por qué está tan concienciado como para lanzarse a estas aventuras, la del globo aerostático y ahora la del Solar Impulse?

Durante mucho tiempo, la protección del medio ambiente fue muy aburrida y muy cara. Y siempre suponía muchos sacrificios, menos movilidad, menos crecimiento, menos confort, obligando a que la gente cambiara su forma de vida, y así no podía salir bien. Hoy con la tecnología limpia, ya tenemos soluciones para simultanear la protección del medio ambiente con seguir viviendo como nos gusta. El vuelo con el globo aerostático era más una idea de sueño personal, de ir volando con el viento. Pero con el vuelo de Solar Impulse queremos concienciar a la gente y dar ejemplo.

 

¿Será posible un cambio de mentalidad?

Mucha gente ya lo tiene claro, pero ahora hay que actuar. Hay que lograr que los políticos se pongan manos a la obra, no que sólo se dediquen a hablar, y creo que ya han empezado. He hablado con muchos gobiernos, jefes de Estado, Naciones Unidas, grupos de ministros... y progresivamente irán trabajando. Pero es algo a largo plazo.

 

¿Ha servido para algo la Cumbre del Clima de París?

Sí. La COP21 es una buena manera de empezar. Pero ahora el segundo paso es hacer conferencias internacionales sobre las soluciones con tecnologías limpias, cuáles pueden ser usadas y en dónde. El problema del cambio climático no es donde vivimos, sino el hecho de que se sigan usando las viejas tecnologías que ya no son eficientes y que hay que cambiar y modernizar para usar más lo renovable.

 

¿Cómo se puede luchar contra el cambio climático de forma eficaz?

Ya existen soluciones tecnológicas. Si se aíslan los edificios, se puede salvar el 80 % de su energía. La movilidad eléctrica o híbrida es mucho más eficiente que la de gasolina. Las lámparas led son mucho más eficientes. También los Smart Grid, otra forma inteligente de distribuir electricidad. Y sólo son unos pocos ejemplos. Todo esto permite ahorrar energía sin sacrificios, para que la gente pueda seguir viviendo como le gusta. Si se aplican todos estos métodos, se podría ahorrar hasta el 50 % del consumo de energía, además de rentabilizarlo y crear puestos de trabajo. Es bueno para la economía y el medio ambiente.

 

¿Qué se siente al volar a bordo del Solar Impulse II?

Tengo la impresión de estar en una aventura de ciencia ficción, porque vi el Sol, que me da la energía para mis motores. Es un milagro. Pero es realidad. Muy emocionante.

 

El mayor problema con que se puede encontrar en pleno vuelo es el viento. ¿Ha tenido algún imprevisto peligroso?

Una gran turbulencia cruzando el Atlántico. Fueron dos horas de auténtico rock and roll, tuve que luchar con pies y manos. Es un elemento muy a tener en cuenta para el vuelo del Solar Impulse, porque si hace mucho viento estando cerca del suelo es peligroso porque se puede perder el control del avión. 

 

¿Cómo se organiza dentro de la cabina durante el vuelo?

Es mi pequeña casa, y en ella puedo hacer todo, no sólo pilotar el avión. También duermo, cocino los alimentos, me cepillo los dientes, voy a la toilette... todo. Además de poder enviar mensajes y comunicarme con la Tierra, con la base de Mónaco, los meteorólogos, los controladores aéreos y, claro, mi familia.

 

¿Cree que serán posibles los vuelos solares con pasajeros?

Estaría loco si dijera que sí y sería estúpido si dijera que no. Porque hoy no tenemos la solución ni la tecnología para transportar a doscientas personas, pero los hermanos Wright en 1903 tampoco podían hacerlo y nunca perdieron la esperanza de que eso llegara a pasar.