Actualizado hace: 936 días 12 horas 3 minutos
Cosmovisión
Parto,un ritual de vida

Dentro de la cosmovisión indígena, el parto es un ritual ancestral, señala una nota de diario Telégrafo.

Lunes 11 Julio 2016 | 04:00

La partera cumple un papel fundamental en este acto, pues es quien, de acuerdo con sus saberes y tradiciones, da la bienvenida al recién nacido. 

Al iniciar el ritual, la partera se encomienda a seres supremos, según  sus creencias. Después, se encarga de adecuar el ambiente para recibir al niño, por ejemplo prende un fogón y varias fogatas para que la habitación se abrigue. Cada partera conserva su tradición de cómo ambientar el cuarto, algunas hacen un círculo de fuego en torno a la parturienta, otras lo hacen con humo de sahumerio, etc. 
Según Enrique Cachiguango, conocedor de las tradiciones indígenas, la partera está pendiente de cómo las contracciones o “pujos” van en aumento. 
Si el parto se demora, saca un diagnóstico haciendo una limpia con huevo de gallina a la parturienta. Luego coloca el huevo en el fogón, si hay sudor en él antes de reventarse significa que hay frío en el organismo de la madre, pero si el huevo se revienta enseguida es que la mujer está próxima a dar a luz. Si el calor es lo que falla, se utilizan aguas, como de canela o de pepa de chirimoya, para calentar el cuerpo de la embarazada y preparar los músculos para el alumbramiento. 
Apenas nace el bebé, la partera lo coge en sus manos y le dice las palabras de bienvenida. Cachiguango recuerda estas: “Señora de Cotacachi, Imbabura, ven hijo de Dios, aquí vamos a vivir, en esta comunidad, en esta casita, con esta familia, comidos o no comidos, pero aquí vamos a vivir. Siempre estaremos juntos, aquí vas a crecer, vas a ser grande, vas a tener hijos, vas a tener tu pareja, aquí en esta comunidad bajo mama Cotacachi, bajo taita Imbabura, bajo Dios, bajo la Virgen, aquí vas a vivir”.
Creencia.  Se cree que si no se da una adecuada bienvenida al recién nacido, él se sentirá rechazado. 
Según la medicina ancestral tradicional, de acuerdo a cómo venga el niño al mundo será como actuará en él mientras viva. Después de las palabras de bienvenida, se corta el cordón umbilical y se le amarra un hilo rojo, que simboliza el color de la vida. 
Después de unos días el pedazo de cordón que quedó en el cuerpo del niño se cae, los padres suelen conservarlo colocándolo en algún lugar donde reciba humo. 
Para Cachiguango, esta costumbre es un modo de decir “tú naciste aquí”. 
Después del alumbramiento, la partera atiende a la madre, comprueba la salida de la placenta e inicia un nuevo ritual. Sobre una manta, la partera da golpes a la placenta con ramas de chilca y pronuncia otras palabras. 
La placenta envuelta en la manta es enterrada junto al fogón de la familia o en las cercanías bajo un árbol. 
Según Cachiguango, este ritual ayuda a la persona a nunca olvidar de dónde viene y esta es la razón del por qué los pueblos indígenas son muy apegados a sus tierras. Al día siguiente, al recién nacido se le realiza el primer baño ritual. En agua tibia se colocan pétalos de flores de colores blanco, rojo y rosa, con hojas de romero y algunos centavos o granos de trigo. La partera baña al bebé en medio de arrullos, el primer roce del agua con las flores es como una limpia inicial para que no le afecten las ideas e influencias negativas del entorno; las monedas y granos de trigo, que se pueden colocar en las manos del recién nacido durante el baño, son para que siempre haya abundancia en su vida. 
El agua que queda se vierte suavemente, sin hacer ruido, en el piso para que el espíritu del bebé no se asuste. 
Las mujeres indígenas para hacerse parteras necesitan mínimo 10 años de práctica, muchas empiezan su educación desde muy pequeñas.
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