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Tradición
Fiestas populares al ritmo del bombo

En la tradición indígena se dice que los bombos fueron usados por los cañaris, antiguos pobladores del Azuay.

Lunes 11 Julio 2016 | 04:00

Este instrumento de percusión de raíces andinas es parte de las fiestas populares de una de las etnias ancestrales de Ecuador, los Salasaca.

El bombo pone ritmo a las melodías indígenas como por ejemplo el Inti Raymi, Corpus Christi, entre otras celebraciones que festeja el pueblo indígena durante el año. 
Según Islandia Báez, curadora del Museo de Instrumentos Musicales de la Casa de la Cultura de Quito, estos instrumentos se conocieron más en la Sierra ecuatoriana por el tipo de material que usaron para su construcción, pero que con el paso de los años se siguieron perfeccionando.
Báez indica que en sus orígenes, el bombo fue usado para eventos ceremoniales y en la actualidad es un aparato que toma diferentes nombres y tamaños de acuerdo al requerimiento musical. 
“Por ejemplo, el bombo no falta en las tradicionales fiestas de San Pedro y San Pablo en Imbabura”, manifiesta la curadora del museo de la Casa de la Cultura en Quito.
Estructura. El cuerpo de los bombos es cilíndrico y grueso. Las membranas de cuero de borrego son ajustadas con cabestro (pedazos de piel de la vaca disecada) entrecruzadas para que el sonido sea fuerte. 
Báez se remonta a tiempos antiguos y explica que antes los ancestros hacían los instrumentos tan inmensos que debían unir varias pieles de animales para cubrirlos y tensarlos.
“Estos instrumentos eran tan grandes que debían ser trasladados por ocho hombres”, afirma.
Añade que los bombos eran llevados hacia las grandes festividades o acontecimientos, como la fiesta de la cosecha, o para hacer el anuncio de la llegada de los caciques mayores. 
En Salasaca (parroquia de Pelileo, provincia de Tungurahua), los taitas aún usan este instrumento musical de percusión. Los fabricantes experimentados se concentran en las parroquias de Tungurahua.
La mayoría de habitantes que enseñan a los más jóvenes a tocar el instrumento tienen entre 40 y 70 años.
Además los taitas son los encargados de enseñar la persecución de la tambora.
Entre las melodías que se interpreta con este instrumento ancestral es la Shamunchimi (Venimos y venimos). 
“Son melodías antiguas que hablan de la vida de la gente, de la naturaleza, de la mujer, de la vida… que nuestros abuelos y padres nos enseñaron desde pequeños”, expresa Manuel Masaquiza, uno de los cumuneros de esta localidad indígena.
Sin embargo, Masaquiza asegura que la técnica de la persecución de a poco se pierde.
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