La semana pasada en este mismo espacio me referí al cambio que, “en teoría”, mejoraría el transporte en la ciudad.
Tras siete días de la famosa reestructuración los usuarios y transportistas han reaccionado con inconformidad a lo impuesto por el municipio.
El estudio por el que se pagó 90 mil dólares era, “en teoría”, la solución al caos vehicular. Sin embargo, la práctica nos llevó “de Guatemala a Guatepeor”.
Es verdad que se solucionó en buena parte el correteo entre buses, pero también es cierto que el municipio falló en la socialización anticipada de los cambios, lo que generó caos.
Los primeros siete días de “prueba” han dejado como saldo una queja generalizada. El municipio, hasta ahora, no ha podido resolver el problema del transporte urbano.