Unos han optado por establecerse en un solo lugar, mientras que otros se han tomado nuevos mercados.

Geovanny Chávez, por ejemplo, decidió ocupar uno de los puestos en “La Poza”. Este comerciante asegura que le va mejor ubicado en un solo lugar. 

“Aquí puedo mostrar más mercadería”, dijo.

Chávez comentó que después del 16 de abril, la vida le cambió. “En los primeros días muchos nos fuimos a otras ciudades. Unos se quedaron en esas otras plazas, pero otros nos mantenemos aquí en Manta”, dijo.  

Medida. Javier Toala también dejó de vender su mercadería de manera ambulante. “Como ambulante era más cansado, pues había que recorrer bastante para poder vender, pero después del terremoto me he dado cuenta que estar en un solo lugar nos da más ventajas”, dijo.

Pero también hay quienes prefieren continuar con su vida de vendedor ambulante y, ante la falta del mercado de Tarqui, han buscado nuevos lugares para recorrer y hacer sus ventas. 

Es el caso de Luis Navarrete. Luego del terremoto este comerciante vio en la calle 13 un “nuevo mercado” para recorrer y continuar con su negocio.

“Los primeros días después del terremoto me fui a recorrer a Rocafuerte, Charapotó, pero con el pasar del tiempo volví acá. Manta es Manta”, dijo confiado.

La asociación de comerciantes “31 de Agosto” acoge a 18 comerciantes de Picoazá. Según indica Sergio Toala, presidente de esta organización, más de la mitad de ellos se han establecidos en puestos fijos después del terremoto.