Aseguró que luego de la tragedia que vivió la provincia tras el 16 de abril, el sentimiento de hermandad trascendió y se mantiene vigente. “Hay días buenos y malos, como en todo negocio, pero los fines de semana las ventas son extraordinarias”, declaró.

Deysi Laz coincide con su colega. Manifestó que desde el martes hasta el jueves por el mediodía las ventas caen, pero a partir de las 13h00 por algún motivo comienza un desfile interminable de personas buscando artículos como ropa interior, medias, cinturones y hasta accesorios para celulares.

“Los días malos se dan entre cuatro y cinco ventas, y aseguramos la comida. Tratamos de llevarnos bien para causar una impresión agradable a las personas que nos visitan”, recalcó.

Ángela Cedeño, una de las personas que se vio en la obligación de salir de la calle Chile tras la declaratoria de “zona cero”, dijo que no hay comparación en cuanto a las ventas. Ahora vende menos, pero se mantiene contenta porque en Picoazá la han tratado bien.

 

>paz. José Palma, presidente del consejo parroquial de Picoazá, agregó que los 400 comerciantes informales que se encuentran junto al parque central se llevan en armonía para no ahuyentar a los usuarios.