Los comerciantes locales ven con agrado y no como obstáculo a quienes migraron de la calle Chile.

“Dios da para todos”, expresó Rosa Laz, oriunda de Picoazá, y quien por más de 17 años ha laborado en el comercio de ropa junto al parque Central de la parroquia.

Aseguró que luego de la tragedia que vivió la provincia tras el 16 de abril el sentimiento de hermandad trascendió y se mantiene vigente. “Hay días buenos y malos como en todo negocio, pero los fines de semana las ventas son extraordinarias”, declaró.

Daysi Laz coincide con su colega. Manifestó que del martes hasta el jueves por el mediodía las ventas caen, pero a partir de las 13h00 por algún motivo comienza un desfile interminable de personas buscando artículos como ropa interior, medias, cinturones y hasta accesorios para celulares.