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Intercultural
El dulce de la tagua

Aretes y collares no es lo único que se obtiene de la tagua o marfil vegetal.

Sábado 25 Junio 2016 | 04:00

 

 
Del fruto de la mococha, cuando aún no ha alcanzado su estado sólido, se pueden elaborar dulces y salprieta.
La mococha es la ‘cabeza’ que contiene los frutos de la palma que produce la tagua. Las semillas, encerradas en una corteza dura y leñosa, son comestibles cuando aún están tiernas, pero cuando maduran se solidifican.
Luz Laz, oriunda de Miguelillo, Portoviejo, dice que no todos conocen las características alimenticias de esta planta.
Es una fruta de muchas propiedades que se convirtió en un alimento más para el montuvio, afirma.
Mendoza explica que la preparación del dulce y la salprieta no tiene ciencia.
 
>DULCE. La mococha debe estar madura para el consumo.
Se la parte a la mitad para extraer los frutos. Lo que queda de la mococha es lo que puede ser utilizado como alimento.
“Como casi nadie sabe lo productivo que puede ser la mococha, dejan perder el fruto, o que las ardillas u otros animales se lo coman”, dice Mendoza. 
Para preparar el dulce, la mococha debe picarse en cuadros. Luego se la pone a hervir en agua y mientras se cuece, en otra olla se coloca panela, azúcar, clavo de olor y canela.
Mendoza hace énfasis en que en esta parte de la preparación se debe mover continuamente la mezcla para que no se pegue.
Cuando ya tenga un espesor consistente, se junta con la mococha y se revuelve.
El paso final es dejar que se enfríe. 
La base cultural de esta preparación es netamente familiar, pues, según indica Luz Mendoza, la idea de estas comidas surgió ante  la necesidad de alimentarse en un tiempo de crisis. 
Esta es una de las cualidades que identifican al motuvio, según Gloria Leyton, promotora cultural. 
Para ella el manabita expresa su forma de percibir la naturaleza y la vida tal como le llega a través de sus sentidos, añade. 
 
>la salprieta.  El montuvio, además, tiene la capacidad de crear comidas y objetos que le ayuden en su superviviencia. En una de esas necesidades es que surge la salprieta de tagua.
La preparación inicia como en la del dulce, partiendo la mococha, sacando la pepa y dejando solo la fruta. 
Tal como sale, ésta debe ponerse en el horno de leña para su cocción. El resultado es una mococha tostada que para transformarse en salprieta debe ser procesada en el molino junto a un poco de maní. Finalmente se le puede agregar cilantro picado.
Así lo aprendió Luz Mendoza de niña y lo practica cada vez que regresa a su tierra, donde la comida es un arte. 
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