Ayer, grupos de ciudadanos de la provincia cerraron las vías que conectan a Cuenca (capital del Azuay y tercera ciudad del país) con el sur, norte y costa del país, con lo que la región ha quedado aislada por tierra. Los manifestantes colocaron barricadas de piedras, arena y otros materiales, además de neumáticos y palos a los que prendieron fuego, para evitar la circulación en las vías del Azuay. Carlos Pérez, coordinador de la Federación de Campesinos del Azuay, dijo a Efe que continuarán con la paralización hasta que el gobierno cumpla su compromiso de "revertir los contratos a las empresas mineras extranjeras". Pérez explicó que las mineras "perjudican el medioambiente y la salud de los habitantes" de la zona, pues están localizadas en las vertientes de agua de donde toman el líquido para preparar sus alimentos, asearse y sembrar sus cultivos. En los últimos años en diversos lugares del Azuay se han producido enfrentamientos sociales, supuestamente alentados por las mineras, entre los pobladores que trabajan para esas empresas y el resto, que se dedican a actividades diversas y consideran que la minería les perjudica. El ministro de Energía y Minas de Ecuador, Alberto Acosta, rechazó hoy el cierre de vías, a las que consideró "actitudes vandálicas", e invitó a las comunidades a que se adhieran al diálogo nacional minero. Este "es el espacio más adecuado para que los sectores contrarios a la minería en escala industrial y aquellos que la favorecen expresen sus opiniones y, democráticamente, expongan sus puntos de vista", dijo Acosta mediante un comunicado. El diálogo nacional minero inició en Portovelo el pasado 9 de abril y ha continuado por Íntag, Zamora, Cuenca y Macas, lugares en donde existen concesiones mineras. Además, la Subsecretaría de Minas ha realizado reuniones de trabajo con comunidades que están a favor y en contra de la explotación minera.