De acuerdo a las observaciones realizadas, dependiendo de los daños clasifican el estado del local, señalándolo como habitable, a reparación o que debe ser demolido.

Sobre el particular se ha comentado y expresado varios criterios, pues dueños de algunos edificios a derrocar completamente están inconformes con ese primer veredicto, indicando que ha sido apresurado y demandan una inspección profesional más detenida y profunda. Dicen se verían perjudicados mucho más de lo que ya están.

Sin pretender dudar de lo actuado por quienes se han encargado de la indicada evaluación, nos parece prudente, a la vez que necesaria, una nueva ronda de verificación, de ser posible con los propietarios de las construcciones, para que la identificación de los problemas y la decisión final sea concienciada con el dueño.

Así la labor de reconstrucción será mucho más cierta y los efectos económicos abarcarán estrictamente al grupo de lo no rescatable.