Actualizado hace: 939 días 10 horas 29 minutos
Negocio.
La San Martín no cambia su tradición

A doña Aida Cedeño Vera le han hecho múltiples propuestas para que sea parte de las grandes cadenas de farmacias.

Domingo 14 Febrero 2016 | 04:00

Cuenta que han sido unas más osadas que otras, pero todos quieren que ella cambie su tradicional botica

Aidita, como la conocen sus amistades, hace 46 años abrió la farmacia San Martín de Porres, la cual se mantiene pequeña y con las perchas de ese tiempo, en la esquina de las calles Pedro Gual y Olmedo.
En su local se respira el Portoviejo de antaño. Sus clientes aún llegan en busca de la benzoparegórica para los espasmos, el talco para el sarpullido, el agua de florida para lograr un aroma papal, o el jabón de glicerina para suavizar la piel, pero sobre todo, lo que más buscan son los remedios preparados que Aidita aprendió a elaborar hace décadas y que la hicieron tan famosa en los 70, 80 y 90 del siglo pasado.
A todos los atiende mientras esperan sentados dentro del local, pues la farmacia aún mantiene los antiguos bancos o asientos para los pacientes. Ella explica que no está de acuerdo con las rejas metálicas que separan al boticario del cliente.
 
> Atendidos. Mientras habla llega una persona con una quemadura en la pierna. La examina, luego le pide a una de sus ayudantes una sustancia de agradable color rosado. Nadie sabe qué es, pero luego pide un elemento indispensable en la aplicación de la pomada: una pluma de gallina.
Introduce la mitad de la pluma hasta que se empapa con la solución y luego la aplica en la parte herida. El paciente siente sosiego. Otro de los que esperan es Lindolfo Macías. Señala que sus padres siempre llegaban a la botica y se iban curados.
Él sigue la tradición y el problema de ácido úrico que lo “mataba” está mejorando, dice.
 
> No cede. Doña Aida se siente orgullosa de su farmacia. Asegura que no doblegará ante las tentaciones y promesas que le hacen la grandes cadenas que se han apropiado de la mayoría de boticas tradicionales.
Dice que es feliz así,  además con este negocio pudo criar a sus hijos, quienes ya son profesionales en diversas ramas. Cuenta que incluso hay médicos quienes la han guiado en sus “fórmulas mágicas”. 
Aidita dice además que está segura bajo el amparo de San Martín de Porres, por quien nombró a su negocio.
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