Y es que el juego es una actividad que siempre ha existido en la vida de los niños, sin importar posición social, y, a pesar de su constante evolución, siempre ha estado presente en el existir de una persona.
Antes los juegos se dividían de la siguiente manera: para niños y para niñas. Mientras que los niños jugaban a las escondidas, bolinchas o policías y ladrones; las niñas jugaban a la casita, con las muñecas o la cocinita.
Luego, poco a poco las mujeres empezaron a intervenir en el juego de los niños, aunque los niños aún tenían cierta dificultad en participar en los juegos de niñas.
Los tiempos cambian. Aquellos juegos tradicionales y divertidos para muchos han quedado atrás.
En la actualidad, la tecnología ha terminado con la mayoría de estos juegos infantiles que le permitían a los niños compartir un poco más, no sólo con los hermanos y amigos, sino también con los padres. ¿De quién es la culpa?
Ahora, es tan común ver a un niño con una tablet, prendido en la computadora, o enganchado con su videojuego favorito, creando un mundo cerrado entre él y el aparato.
El compartir diversión entre padres e hijos también es educar. Se ha preguntado usted ¿Le dedicamos el tiempo suficiente a nuestros hijos?
Los niños necesitan que se les organice juegos: hacer manualidades, construcciones, andar en bici, ir al parque. Eso les ayudará a mantenerse activos y sanos, además de desarrollar sus capacidades físicas e intelectuales.
Si tuvimos una educación y una vida turnando el tiempo entre colegio, deberes, juegos con los vecinos y planes familiares los fines de semana, que nos cuesta seguir con esta tradición.
Es muy lindo regalarle un juguete a nuestro hijo. Pero necesita un plus: jugar junto a nuestro hijo con el juguete que le hemos obsequiado.