Hoy en día de las 13 hectáreas del predio, siete han sido recuperadas mediante relleno, arborización y zonificación en general. 

El muladar está conformado por cinco espacios: para escombros, área de neumáticos, desechos comunes, infecciosos (de clínicas y hospitales) y área de las vísceras (desechos de camales y aves). Además una piscina que recoge los líquidos de todas las áreas. “No hay quema de basura, no hay niños ni malos olores. Es un lugar que se abraza al ambiente”, precisó Vélez.

Según el servidor público, cada día en Portoviejo se recogen 280 toneladas de basura, de las cuales se recuperan 20 mediante el reciclaje. 

Entre los planes futuros se encuentra el cierre técnico y para el efecto se invertirán alrededor de 2 millones 400 mil dólares. “Ya se encuentra en el portal de compras públicas, ojalá se concrete en los próximos días”, precisó el administrador del muladar, quien añadió que las personas que llegan a dejar desperdicios son guiadas para que lo hagan en el lugar correcto y así no haya desorden alguno.

Diariamente entre 100 y 110 vehículos llegan al lugar a dejar basura.

Para Emilio Bravo, conductor de un volquete que traslada desechos de construcción, el muladar es muy distinto a otros tiempos. “Antes las moscas nos querían ‘llevar en peso’, habían malos olores y el humo se veía desde toda la ciudad. Eso ya no existe”, mencionó el visitante.   

provecho. Xavier Ávila es uno de los 120 chamberos calificados por el cabildo portovejense que pueden laborar en el botadero.

Tiene 30 años de edad y la mitad de ellos los ha pasado en el mencionado lugar recolectando y clasificando objetos. 

La venta de la jornada le permite un ingreso diario de 12 dólares. 

Gracias a la basura tiene su casa propia. Dice estar orgulloso de su trabajo porque le permite sustentar su hogar.