“El lodo bajaba de la loma, se llevaba animales grandes, una vez bajó hasta un caballo y todos teníamos miedo”, dice. 

El cuarto que arrienda el hombre está en el primer piso de una casa asentada sobre la montaña en la que se construyó uno de los barrios más populosos de Alluriquín: San Miguel.

Detrás la vivienda 69 obreros contratados por la Prefectura ejecutan un proyecto piloto de estabilización de taludes en el que el material principal es la caña guadúa. 

La dureza y resistencia de la caña guadúa, también llamada “acero vegetal” pretende mininizar los riesgos. 

“La técnica es ampliamente utilizada en Colombia, pero desconocida en Ecuador”, dijo el prefecto Geovanny Benítez.

La obra que sobrepasa el 50 por ciento de avance, es la primera de este tipo en el país.

Su objetivo: mitigar el movimiento de tierra y reducir los niveles de amenaza y riesgo que se producen en cada invierno.

El proyecto tiene un costo aproximado de 1 millón 800.000 dólares.

“Para la rehabilitación del área afectada se han utilizado aproximadamente 4 mil cañas guadúas, de 6 metros de largo, con las cuales se han ido formando las terrazas, así como los filtros y vertederos. Todas estas estructuras permiten que el agua tenga un lugar para evacuar sin llevarse la tierra, dándole la estabilidad que el terreno requiere”, explicó Roberto Rodríguez, técnico de la dirección de Gestión Ambiental de la Prefectura.

En la parte baja se han sembrado especies de raíces profundas, mientras que en la parte superior se realizará un cambio de suelo, es decir, donde anteriormente se producía pasto, se sembrarán árboles frutales y forestales.

Durante esta semana el Gobierno Provincial prevé el inicio de los trabajos en el recinto El Paraíso y luego en Unión del Toachi, donde también se aplicará este tipo de reforestación especializada.