Un candado pequeño, negro, y una cadena oxidada se desprenden de su pie derecho. Está amarrado.

Santos M. tiene 60 años y la familia lo mantiene así para evitar que huya de la casa. El hombre está tranquilo, no dice palabras. La familia desespera por ayuda.

Ellos viven un drama desde hace un año, cuando Santos M. llegó a casa con un “trastorno”, cuenta su hermana María.

Para ellos, los familiares, está trastornado, perdió la razón y no tiene cura. Al menos eso le dijeron en Guayaquil los médicos especialistas que lo atendieron, recuerda María M.
Ángel P., sobrino, pide ayuda de las autoridades para darle medicina, alimentos y un lugar donde pueda estar sin tener que amarrarlo.

María M. revela que Santos tomaba mucho, casi a diario. Desde el sitio Cabello, donde viven, salía a Calceta, cantón Bolívar, y regresaba ebrio. Así transcurría su vida hasta cuando perdió la razón.

Los médicos en Portoviejo lo atendieron y luego en Guayaquil. Al final la familia tuvo que traerlo a casa porque en Guayaquil ninguna institución lo internó.

Para llevarlo a Guayaquil hicieron hasta un bingo, pero no tuvieron ayuda de las autoridades.

Santos M. en ocasiones se ponía violento y salía de la casa sin rumbo. Fue por eso que decidieron amarrarlo hasta encontrar ayuda. “Pero estamos cansados de ir y pedir ayuda. No llega nadie. Una vez vino un médico psicólogo y luego ya nadie más apareció”, recuerda María.

En casa la situación está complicada porque hay niños. Ellos son los más afectados al ver al tío así, dice la afligida hermana.

Los supuestos problemas psicológicos de Santos hacen que a veces coma maleza, dice el sobrino.

AUTORIDADES. Roxana Arteaga, coordinadora zonal del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), se mostró asombrada por el caso. No han tenido ningún reporte de este hecho, dijo el martes al consultársele sobre el tema y anunció acciones inmediatas.

Ayer confirmó que ya han hecho dos visitas al lugar. Una para levantar un informe social y económico de la familia, y otra, ayer, para entregar un kit de alimentos, dormida y aseo.

Además ya contactaron a la zonal de Salud, que hoy enviará un psicólogo para tratar al paciente y tomar decisiones para atenderlo de acuerdo al requerimiento, pues Santos M. aparentemente está deshidratado y desnutrido. Señaló además que en la misma familia dos personas más tienen algún grado de discapacidad y a todos se los ayudará.

Se les dotará el respectivo carné de personas con discapacidad para acceder a servicios como el bono.

El hombre sigue encadenado, confirmó Arteaga.