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Chone
Un “capo” en la improvisación de los versos

El amor al arte, folklore, chigualos, y versos están enraizados en el corazón de Víctor Manuel Aragundi Cedeño.

Domingo 17 Enero 2016 | 04:00

Este chonense, a sus 57 años de edad, se dedica a la abogacía en libre ejercicio, ya que es un docente jubilado, quien sirvió por más de tres décadas a la educación.

Víctor manifiesta que se caracteriza por ser un rescatador del folklore y la cultura y desde los 17 años comenzó a impulsar en las comunidades este arte, debido a que ha palpado que se están perdiendo las tradiciones como los velorios, chigualos y más costumbres ancestrales.

CONOCIDO. El apodo con el que le conocen de cariño sus amistades debido a que su papá era colorado y como tenía una cicatriz en su rostro, es “zapote reventado”.

Asegura ser un “capo” en la improvisación de los versos por el cual es conocido a nivel de Chone y de la zona norte de la provincia.

“Yo nací desde pequeño con una figura de artista, gracias por entrevistarme El Diario Manabita”, expresó en verso.

RECUERDOS. Afirma que en la época de diciembre se hacían los chigualos dedicados al “Niño Dios”.

Uno de los versos que se decía era: “Aquí estoy parado en la tabla llana, con este versito digo hasta mañana”, y aparte de este verso, indica, que venían los de porfía o de contrapunto y eran contestados por la mujer luego de que el hombre decía el suyo.

“Una vez llegué a una casa y dije: Me huele a morcilla y es puerco que han ‘matao’, a que hora me veo con mi plato al ‘lao’; y una señora por la ventana me contestó: Hoy no darán morcilla ni darán café, el tiempo está malo bien lo sabe usted”, cuenta.

“También en una ocasión me dijo una muchacha: Mi madre me dio un consejo sentadita en una silla, que yo no me enamorara de jugadores de villa; y le respondí: Yo soy jugador de villa yo no niego la verdad, pero si tú me quisieras ya no volveré a jugar”, comentó y agregó que hay otros versos más chocantes.

TRADICIÓN. Aseguró que estos versos causaban risa y esto era parte de la costumbre autóctona de la gente campesina, ya que aparte de los versos también en semana santa se decía que si se iban a bañar al río sin permiso la gente se convertiría en pescado, o que no se podía pasar por una mancha de caña porque si esta florecía a uno se lo llevaba el diablo.

RAZÓN. Aragundi sostiene que el celular, internet, la computadora, y hasta la misma televisión por cable han hecho desaparecer lo lindo que había en las campiñas manabitas, y que “hay que luchar por volverlas a rescatar porque son nuestras”, recalcó.

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