Según informó el Ministerio de Interior saudí, la ejecutada trabajaba como empleada doméstica en la casa de la víctima, a la que golpeó en la espalda y en la cabeza con un hacha.
Tras perpetrar el crimen, del que no ha trascendido la fecha, la mujer etíope robó un anillo y dinero.
La sentencia a la pena capital fue dictada por un tribunal de primera instancia, ratificada por la Corte de Apelaciones y el Supremo, y aprobada por decreto real.
La aplicación de la pena de muerte en Arabia Saudí se ha disparado desde la llegada al trono de Salman bin Abdelaziz a principios de 2015.
El año pasado hubo 150 ejecuciones en el país, que sigue una estricta versión de la sharía o ley islámica, una cifra muy superior a las 90 de 2014, según organizaciones de derechos humanos.
Las autoridades saudíes ejecutaron el pasado 2 de enero a 47 personas, en su mayoría extremistas suníes, en la mayor ejecución simultánea realizada en el reino en décadas.
Entre los ajusticiados se encontraba el clérigo chií Nimr Baqir al Nimr, lo que ha despertado las críticas de la comunidad chií de varios países de Oriente Medio y ha elevado la tensión entre Arabia Saudí e Irán. EFE