Rahama Haruna tiene 19 años, vive en Nigeria y sufre una extraña discapacidad que le impidió desarrollar un cuerpo. Solo mide unos pocos centímetros y no posee extremidades, excepto por su brazo derecho.
Cuando nació, los médicos de la zona indicaron que la enfermedad de Rahama Haruna no tenía remedio porque había “sufrido un ataque de espíritus”.
Su hermano de 14 años la carga y traslada en un balde color verde todos los días 25 kilómetros, para llegar a el centro de Kano, donde Rahama Haruna pide limosnas mientras los transeúntes se sorprenden y asustan al ver a alguien en semejantes condiciones.
Rahama Haruna explica que su vida no ha sido fácil, que no puede hacer mucho por su cuenta, pero ya aceptó su situación de buena fe. "Me considero afortunada de estar viva”, dijo.