Actualizado hace: 938 días 12 horas 46 minutos
Historia
Huellas de una gran ciudad

En 3.500 hectáreas que tiene el cerro de Hojas-Jaboncillo, los arqueólogos han descubierto 930 planicies de la ciudad que un día hubo en el lugar.

Domingo 03 Enero 2016 | 04:00

 Pero no son las únicas, este número es el resultado de las áreas hasta ahora excavadas, explica el arqueólogo Oswaldo Tobar, quien asegura que aún hay más por descubrir, pero que el trabajo es lento por naturaleza. 

Estas áreas están sometidas a la investigación de los cuatro arqueólogos que hay en el proyecto que lleva a cabo Ciudad Alfaro. Las planicies o estructuras en muros de piedra, según explica Tobar, pudieron ser de las casas, edificios, silos y pozos de pueblos que se asentaron en la zona entre los años 900 y 1535. Es que según consta en crónicas escritas por el historiador estadounidense Marshall Saville, allí existió una ciudad de la cultura Manteña. 
 
>¿Cómo llegar?.  Se ubica en Picoazá, parroquia de Portoviejo, allí hay una vía adoquinada que conduce hasta las faldas del cerro, donde hay un museo y se encuentran las oficinas del proyecto y el centro de reserva y las salas de reconstrucción de los vestigios arqueológicos. 
Para acceder al complejo adecuado para el turismo hay una vía lastrada de 3 kilómetros. Llegar a pie toma entre 40 y 50 minutos. También se puede ingresar en vehículos. En la parte alta se encuentra el centro de interpretación y una parte de las estructuras por las que quienes visitan el lugar hacen un recorrido acompañados por un guía del lugar. Esto es algo que desde el 2009 se puede hacer, pues las 3.500 hectáreas del cerro fueron declaradas por el Gobierno como reserva natural y arqueológica. Esa designación sirvió para que se convirtiera en un atractivo turístico, alrededor de la arqueología. 
 
>El gran estado. En el sitio han hallado varias cerámicas de lo que fue el gran centro político del estado manteño, calificado como “La Ciudad de los Cerros”, que existió entre los años 900 y 1500 de nuestra era. Un legado de esta cultura se evidencia en los pueblos manabitas La Sequita, Pepa de Huso, Cerro Copetón y Picoazá. 
El área de este lugar, que está sobre los 200 metros de altura, es un bosque protector y tiene tres ecosistemas. Cuenta con un espacio de bosque tropical seco espinoso, un bosque de transición y un bosque tropical húmedo.
Los cerros albergan una gran variedad de fauna, como el lobo de sechura y murciélagos de gran tamaño. También hay, como parte de la flora, el palo santo y el ceibo.
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias